Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
I EL SER El ser humano es libre por naturaleza. Es indefenso e ignorante por nacimiento, pero cambia y comienza a cuestionar los órdenes. El hombre es curioso por naturaleza, siempre cuestiona y trata de explicar lo inexplicable, es por eso que aquél que cuestiona vale más que el que solo sabe obedecer. La obediencia nos acerca a la perfección, pero nos aleja de la verdad. La verdad es la llave para abrir las cerraduras del ser, pero ¿qué es el ser? El ser es como mirar a las estrellas y saber que uno existe y reconocer que dicha existencia tiene un propósito. II EL EXISTIR Para que el ser humano comprenda lo que significa existir, debe aceptar en primera instancia, quién es y en dónde está y, para que esto ocurra, debe preguntarse a sí mismo ¿lo que existe es real? El cuestionamiento del ser conlleva al entendimiento del análisis de las relaciones sociales, por lo que el autoconocimiento y la autoaceptación nos permiten generar un nuevo aprendizaje y, con la