Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
La puñeta canción había parado, no podía ser la bateria y tampoco eran los audífonos, eran nuevos los dos y el aparato aunque viejo todavía funcionaba bastante bien, posiblemente era los discos que usaba del Walkman que ya estaban tan usados que simplemente ya no daban más. No sabia que le preocupaba más a ese punto, el hecho de que varios de sus discos tenían esas fallas, que todavia seguia usando aquel Walkman viejo que había comprado hacía casi diez años, que el Walkman estuviera en mejor condición que ella o que las canciones que no se escuchaban eran las más deprimentes. Pensaba más en eso mientras subía por el elevador hacia la oficina donde trabajaba, le traía en mente un cover de Thirsty and Miserable de Hatebreed, no dejaba de amar el original de Black Flag pero se siente más identificada con el video del cover, a veces ya ni sabia por que se esforzaba en seguir viviendo y después se acordaba del loco de Death, ex-vocalista de Mayhem, y el mensaje que dejó. -Perdonen el desas