Poesía - III Todo de ti

Bésame, con esos labios que me enloquecen.

Mírame, con esos ojos que me seducen. 

Tócame, con tus manos mojadas.

Te amé con el alma y te odié con el corazón y ahora, míranos…  Fingimos que nos amamos mientras tu buscas retoños de luz en el cuerpo de alguien más. ¿Cuánto más tendré que soportar tus decepciones? ¿Qué tengo que hacer para que me ames una última vez? Recuerdo perfectamente el día en que nos conocimos, dos niños incineres descubriendo el cuerpo del otro. Aún conservo la carta que me enviaste ese día para invitarme a cenar, recuerdo que cuando nuestra cita terminó caminaba por la acera pensando en ti y cuando llegué a mi casa a darme una ducha sostenía fuertemente tu foto en mi mano izquierda mientras estaba en la bañera, desde aquel momento supe que serías la persona con la que pasaría el resto de mis días… Pero no fue así, ni siquiera me atreví a decirte cuánto te amaba. Lloraba en mi interior cuando descubrí que alguien más te daba la felicidad que yo jamás pude darte.  En ese momento supe que quizá cometí un error, me equivoqué al entregarte mi vida mientras alguien más ocupaba mi lugar en tu corazón, fui un tonto al creer que algún día tú y yo estaríamos juntos. Ahora que no estás aquí descubrí que quizá en algunos momentos extraño todo de ti, pequeñas e insignificantes cosas que hacían que mi corazón se atreviera a amar una vez más sin tener miedo a perderlo todo.