Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
Transitando un nuevo inicio,
año tras año se cierne ante ti
un sendero jamás atravesado.
Pero ¿qué camino tomar?
Hacia dónde dirigir las ansias,
y las necesidades insatisfechas.
Cuando en realidad el orgullo se antepone
a la divina esencia que exalta los sentidos
para seguir existiendo.
Así es que recolectas mortajas
de quimeras envejecidas
en caminos impasibles y escurridizos.
Mientras, en un hontanar profundo
atraviesas penumbras,
alzando la mirada para divisar la luz.
Porque quieres llegar más allá
y alcanzar por fin...ese retorno anhelado
en el que desearías habitar.
Antes de reconocer que no tienes posibilidad,
porque al comienzo y al final
solo se vislumbra el infinito.
Comments
Post a Comment