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Mi mujer despertó con la ilusión que este año la cigüeña vendría a casa. No quise entristecer su corazón pero no creo que esto suceda, el ginecólogo nos ha mandado a una cantidad de tratamientos y nada funciona. Hacer el amor es una tortura y no el placer de años atrás, mi esposa desea tanto un hijo y nuestro amor se está muriendo. Esta noche sentí la cama fría, y salí de casa para no regresar ante sus gritos de misericordia que me han acompañado toda mi triste vida.
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