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Convocatoria séptimo volumen

 

Historia Corta - En la boca del León

Un mundo caleidoscopio colapsaba rápidamente sobre sí mismo, fuertes colores brillantes repentinamente chocando con grises casi blancos, rostros deformados lentamente en criaturas demoníacas, retomando formas humanas y nuevamente perdiendo las facciones reconocibles, lugares que se transformaban en arena, todo se lo tragaba la inmensa oscuridad que avanzaba a través de figuras hexagonales, como un túnel de luz, daba la impresión de que debía terminar pero nunca lo hacía, aparecía una figura que no entendía, cambiaba rápidamente de forma, un teseracto luminoso extendiéndose cada vez más.

Alana Hicks despertó súbitamente, sentía como si hubiera caído de una distancia muy alta, las extremidades le dolían como si las hubiera trabajado por horas continuas, lentamente movió la mirada, estaba en su apartamento, bañada en el sol que entraba por el enorme ventanal, las persianas metálicas se habían despejado a los primeros rayos gracias a los sensores externos, el enorme cuarto blanco irradiaba con un brillo que daba vida a un enorme símbolo tallado en el mármol del techo, un círculo rojo, dentro de este una espada larga con una guardia en forma de alas angelicales, cubriendo la mitad superior del círculo rojo, en la punta de la espada salía una escuadra que se elevaba y conectada con las alas en las puntas, escrito en Latín alrededor del círculo rojo la frase: Unir lo que la humanidad busca siempre separar.

Había dormido bastante bien el día de hoy, más allá de la horrible experiencia de sueño y la sensación física tenía años que no lograba conciliar más de tres o cuatro horas de sueño continuo, gracias a la nueva versión del regulador de sueño que le insertaron, proporcionado amablemente por la Corporación, le era más sencillo aunque todavía sufría de insomnio e inercia de sueño, afortunadamente la Corporación le había otorgado, generosamente, días extras de vacaciones para reposar y acostumbrarse al nuevo regulador, diez días más aparte de los veinte que el médico le asignó.

La benevolencia de sus amos y señores no tenía límite, pensaba Alana mientras recordaba el horrible dolor en la boca del estómago que le había dado el firmar su contrato con la Corporación, hubiera hecho caso a su instinto de supervivencia.

-Estaré monitoreando el progreso, le había dicho el médico, de requerir mas dias me encargare de notificar a su jefe, no es necesario que se presente al menos que yo le de indicaciones de ello. Con eso en mente Alana quedó en entendido de que regresaría a trabajar una vez terminado el periodo. Otro agradable recuerdo que le llegaba de pronto, regresar a operaciones después de tanto tiempo le daba un mal presentimiento, siempre lo tenía pero lo ignoraba constantemente.

Quedo acostada por un largo tiempo en la suave cama que se acomodaba a su cuerpo, las almohadas eran imposiblemente suaves o duras, la temperatura era exacta, tanto de la cama, almohadas y cuartos, sensores adaptando el ambiente a sus necesidades, no le agradaba mucho ya que le hacía mucho más consciente de la situación precaria en la que vivía el resto de la humanidad, aparte que debía trabajar en lugares que difícilmente conocían estas tecnologías, ya bien entrado el siglo XXI la pobreza extrema y condiciones de los países del tercer mundo, incluso del primero, estaban entrando a niveles previos al siglo XX, la tecnología y la ciencia ya no estaban para ayudar a la humanidad, al menos no a todos.

Después de que sus ojos se adaptaron a la luz, los ojos color almendra que su madre le había dado, y sus sentidos comenzaron a volver a ella le invadió un olor particular, comida recién hecha en la cocina que le estaba esperando, si algo esperaba con ansias cada mañana era un buen desayuno, no necesitaba que fuera un banquete, simplemente tener comida sólida y café, que debido a las condiciones actuales de la tierra se convirtió en uno de los lujos más caros disponibles a la humanidad, era la nueva sal y especias que podían cambiarse por lingotes de oro si fuera necesario.

Lentamente quitó las sábanas de seda y se puso de pie, estiró brazos y piernas, trono cuello y nudillos, movió la cabeza en todas direcciones, costumbres viejas de sus tiempos previos a ser más máquina que humano, los músculos eran una combinación de fibra sintética y metales, cables y sensores, manejados por motores casi imperceptibles, realizaban operaciones delicadas y aun así podían levantar casi quinientos kilogramos de peso, no sin generar suficiente estrés en toda la estructura ósea como para causar daño permanente, pero podía hacerlo, ya lo había hecho, las operaciones nunca la arreglaron por completo y las drogas sólo mantenían el dolor imperceptible por algunas horas, al menos las hacía valer cuando realmente el dolor era insoportable, el regulador localizado en el tálamo ayudaba a disminuir considerablemente la sensación y la intensidad, en algunos casos lo podía suprimir por completo, si tenía suficiente suerte podría recibir un regulador experimental que le permitiera suprimir todo por completo, una bendición y maldición que esperaba con ansias. 

Brevemente recordó el dolor que había sentido en las extremidades cuando despertó, dolor fantasma le indicaron los doctores, no existía un claro entendimiento del problema y los avances médicos no tocaban este problema, por que en este punto existían prioridades mucho más importantes, pasaban los años y por momentos sentía como si sus extremidades estuvieran ahí, piernas y brazos, la confusión que causaba en ella era tan grande que deseaba arrancarse las extremidades sintéticas, a contra de su voluntad, para poder observar si todavía tenía sus brazos y piernas debajo, cayó lentamente en el abismo de los recuerdos, uno bastante desagradable e invasivo donde algunos años atrás, cuando tuvieron que cambiarle los brazos debido a varias heridas, se había arrancado el brazo izquierdo, observaba el hueso recubierto de ese material plateado y azul, las lágrimas le brotaban como río mientras trataba de encontrar su brazo, el músculo, la piel, tendones, nada, de poder se hubiera arrancado el brazo derecho para ver si ahí quedaba algo, lo siguiente se volvía borroso, el pánico la dominaba en ese momento, médicos corrían hacia ella mientras otras personas la detenían, la memoria se desvaneció tan rápido como llegó, se limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas mientras trataba de limpiar su mente de los horrores que había vivido.

Observó la comida esperándola en la barra de la cocina, lo suficiente enorme como para servir a un grupo de seis personas con suficiente espacio entre cada uno, la cocina industrial daba espacio para un grupo de cocineros que podría servirles sin problema, el equipo en la cocina era completamente nuevo y mostraba pocas señales de uso, una cocina de este tipo, para una familia o individuos, quedaba lejos de las posibilidades de la mayoría, la Corporación solo permitía esto para algunos pocos.

Camino descalza hacia la barra y observó la comida, cada paso que daba generaba un sonido particular, los puntos de presión en su pie cubiertos por sensores y fibra flexible que se endurecían y acomodaban al paso, su columna vertebral había sido reemplazada por un duro metal ligeramente flexible, permitiendo movimientos normales aunque algo toscos, recubriendo la mayor parte de la columna vertebral que se encontraba en mal estado debido a caídas y golpes, cableado salía de algunas secciones de la columna, alguno pasando debajo de la piel, dos eran visibles del cuello hacia el cráneo, otras partes del cuerpo como la sien, muñecas, tobillos, cadera y parte trasera del cuello mostraban pequeños orificios para conectar cables del mismo grosor, un muy ligero brillo azul pasaba por su espalda de abajo hacia arriba, principalmente como algo estético pero también para indicar que el funcionamiento de los conectores era correcto.

En la barra encontró un plato de cerámica, cuatro huevos revueltos con tocino y algo de verdura, cebolla y tomate cortado, pan tostado con mantequilla y café negro, cubiertos de metal lo suficientemente rígidos como para no doblarse al primer intento de comer algo, la comida era orgánica y no un reemplazo sintético, la Corporación se encargaba de proveer tanto calidad como cantidad a sus asociados más importantes, los gastos para ellos eran minúsculos con tal de complacer y mantenerlos en las filas.

Mientras tomaba el desayuno por sus ojos comenzó a pasar un rio de información a alta velocidad, asuntos pendientes que habían sido atendidas por otros agentes, nada podía ni debía quedar sin atenderse, los Operadores, quienes supervisaban y cuidaban a los Agentes de Campo, se encargaban de que todos los objetivos asignados por la Corporación se cumplieran de una manera u otra.

Terminando las notas anteriores comenzaron a llegar las órdenes del día, de la semana y del mes:

AUTH RSA-4096 – f41906512 (PRIV)
- / | \ - / | \ - / | \ - * …. SUCCESS

PENDIENTES [ALANA HICKS, f41906512] (2091)

==> 1

::ATENCIÓN INMEDIATA::

INFORME: 
===PRIORIDAD CORPORATIVA CLASIFICACIÓN SEIS===
ENTREGA Y SALIDA INMEDIATA DE CARGAMENTO [B90], ENTREGA CONFIDENCIAL A [AGENTE CORPORATIVO ASIGNADO]
AUTORIZADA POR CONSEJO CORPORATIVO
ESCALADA DE PRIORIDAD => PRIORIDAD CORPORATIVA UNO
FECHA DE ENTREGA: [HOY]

RUTA DESIGNADA:
SECTOR 39 –SAN DIEGO, CALIFORNIA- => SECTOR A7 –TOKIO, JAPÓN-
SECTOR A7 –TOKIO, JAPÓN- +1 => ISTANBUL –1/+2
ISTANBUL +2 => B90 –BERLÍN, ALEMANIA- -2/++1
B90 –BERLÍN, ALEMANIA- ++1 => SECTOR 38 –TIJUANA, BAJA CALIFORNIA- --1.

Para el día de hoy, pensó Alana mientras leía nuevamente la nota. Peticiones urgentes no eran nada nuevo para ella, trabajos que escalaban rápidamente de clasificación hasta las manos más altas, ya fuera por complicaciones o debido a lo delicado de la operación, le intrigaba saber que requería mover la Corporación tan urgentemente de Berlín, probablemente algo de la Bóveda de Carlomagno.

Se tomó el tiempo necesario para terminar su desayuno y café con calma, especialmente el café que rara vez tenía tiempo de tomar con esta calma, las otras notas que había recibido le eran de menor importancia ahora que sabía que le habían enviado a algo de tan alta prioridad, ni la nota de la explosión nuclear en Londres por un grupo extremista le llamaba la atención, una verdadera tragedia pero la Corporación ya estaba investigando el tema, cosas así nunca quedan sin resolver y el avispero en el que se había vuelto la situación generaría suficientes enemigos públicos para alimentar la maquinaria mediática, política y comercial por años.

Probablemente el tema empezaría una guerra, Alana estaba más que segura que le llamarían para comenzar a operar en la zona de riesgo en cuanto se declarara quienes eran los enemigos de la Corporación, el problema no era el daño estructural o las muertes que había causado, de hecho era de la menor importancia para los gobiernos del mundo o la misma Corporación si explotaba un aparato nuclear de ese tamaño, de un radio aproximado de 500 metros, después de los incidentes de principios del siglo XXI la humanidad ya no podía llegar más lejos, estaba completamente insensibilizada a la muerte, pero la Corporación seguía las viejas mañas heredadas de su versión del siglo XX, manipular gobiernos en cuestión política y económica, llamar a la moral para la defensa de la humanidad, todo para vender más de lo que había hecho a la Corporación algo tan importante estos dos siglos, armamento de todo tipo y la garantía de que el consumir de la Corporación les daba seguridad de que tomarían acciones.

Ya imaginaba la operación que deberían levantar para esto, la investigación probablemente tendría que escarbar bastante en Sudamérica y el Este de Europa, eventualmente llevándolos de vuelta a alguna de las viejas oficinas de la Corporación sobre las cuales difícilmente se mantenía cualquier control sólido hoy en día, Alana ya había hecho ese tipo de trabajo cuando empezó con la Corporación, se compadecía de quienes tuvieran que hacerlo, especialmente cuando tenían que llegar a tocar las zonas contaminadas, lo que quedaba de los Estados Unidos de América y la Unión Europea tampoco eran seguros, apenas las ciudades enclaustradas o el territorio de California Corporativa se mantenían de pie y aun así la humanidad seguía en declive, no se sabía mucho de los países de África o Asia más que de Japón y Sudáfrica, los cuales estaban casi abandonados, el fin era más que evidente.

Esto era lo que le molestaba a Alana, no pensaba mucho en ello porque sus jefes le mimaban en exceso, pero la humanidad, después de todo lo que había pasado, de pasar a concentraciones de miles de millones ahora se mantenían en grupos aislados que aún pasaban de los millones aunque en declive, seguían matándose uno al otro, no le molestaba tener que matar a alguien si beneficiaba al resto de la humanidad, así lo seguía justificando, le molestaba las cantidades de muertes innecesarias, en algún momento de su vida verificó los reportes semanales de muertes, las gráficas le alarmaron lo suficiente como para requerir medicamento, más del que tomaba en esos tiempos, estos le dieron un paro cardiorespiratorio debido a los volúmenes que consumía junto con el alcohol, los ataque de pánicos casi la mataban durante las misiones, prefería vivir en la ignorancia que saber lo que realmente estaba pasando alrededor más allá de lo que tuviera que hacer.

Pero jamás olvidaba que todo se acababa, era el cierre del ciclo de la humanidad.

Mientras pensaba en el tema caminaba hacia un amplio closet, dos puertas se deslizaron a los lados, luces prendiendo a su paso mientras caminaba dentro del amplio cuarto convertido en walk in closet. Pasando al fondo y dando vuelta a la derecha paso por el marco de una puerta que se había deslizado una vez que detectó el movimiento de Alana a esa dirección, en esta sección guardaba armamento, municiones y equipo de combate que usaba en su trabajo, la mayoría las había heredado u obtenido en su línea de trabajo, lo que la Corporación le otorgaba se encontraba en sus armerías para evitar ojos curiosos, tomo un pantalón de combate tipo camaleón, cambiando de color y patrones a petición del usuario por medio de software integrado a la consola principal, y se lo probó, este se ajustó ligeramente a piernas y cadera, el cinturón que se acomodo era por motivos estéticos, de cuerno negro con una hebilla simple de metal, en la parte frontal acomodo una pistolera lo suficientemente grande para ser notable, en la mayoría de los casos prefería mantener su equipo a la vista de todos, hacía pensar dos veces a los que quisieran intentar algo y mantenía a raya a los curiosos.

De la estantería tomó una pistola, color mate negro, en el mango el emblema de la Corporación, en la corredera la marca del arma Garibaldi Mk. III .40, el arma era lo suficientemente corta como para usarla fácilmente con una mano, pero el calibre del arma era justo lo que necesitaba para parar la mayoría de las cosas que pudiera encontrar en sus situación del día a día, no creía en la política Corporativa de harta artillería, era exageradamente ridículo el daño que terminaban causando los agentes de campo con ese tipo de armamento, aun así la Corporación prefería pagar daños a terceros que dejar escapar a sus enemigos, todo tenía que quedar resuelto la primera vez que se tomaran acciones ejecutivas.

De un pequeño cajón tomó un cable negro, lo conecto en uno de los pequeños orificios en su muñeca derecha y después al arma, en uno de los orificios que salía de la parte superior del mango.

::ATENCIÓN::
MSG: [GARIBALDI MK.III .40] EN [CONECTOR 12] 
MUNICIÓN: CERO (0)
SEGURO: FALSO
LÁSER: OFF
CÁMARA: N/A.

Alana acomodo el arma a la vista y presionó un pequeño botón al frente del arma.

MSG [CONECTOR 12]: LÁSER: ON

El rayo generado era invisible a la vista normal, sus ojos habían pasado por una ligera modificación, una ligera capa sobre sus ojos naturales, que le permitian percibir el haz y leer la información que se le mandaba directamente, de los aditamentos o armas conectados a su cuerpo, manejo de luz y visión en locaciones con luz baja, al mover el arma y el haz la posición X y Y cambiaban rápidamente en la parte superior derecha, no le ayudaban en mucho a ella pero servían para indicarle cuando el arma o su vista tenían problemas que requiriera de alguna clase de mantenimiento.

Alana alzó la mirada hacia los estantes donde guardaba municiones y cargadores, apunto su mano hacia esa dirección.

MSG [CONECTOR 36, 37]: POWER: ON

Los contactos magnéticos de su mano recibieron un aumento de energía y con ello logró jalar hacia su palma abierta el cargador que requería para el arma. 

MSG [CONECTOR 36, 37]: POWER: OFF

Desactivo los contactos e inserto el cargador en la pistola sin problema.

MSG [CONECTOR 12]: MUNICIÓN: DIEZ (10)

Al ver el mensaje sonrió y desconecto el arma de su muñeca, puso el seguro en el arma, apago el laser y la depositó en la pistolera, cambio el cable por uno con una punta recta y otro con una punta en L, la punta en L conectado a uno de los orificios en la cadera derecha y el otro al arma.

::ATENCIÓN::
MSG: [GARIBALDI MK.III .40] EN [CONECTOR 26]
MUNICIÓN: DIEZ (10)
SEGURO: VERDADERO
LÁSER: OFF
CÁMARA: N/A

Tomó una camisa negra de manga larga y se la puso, una vez que hizo contacto completo con su piel la camisa cambió rápidamente de colores y volvió a su color negro, el juego completo le ayudaría a mantenerse fuera de la vista de la mayoría de los aparatos electrónicos que pudieran monitorear, y ligeramente pasar desapercibida por el ojo humano siempre y cuando no hiciera movimientos muy bruscos. Se aseguró que el cable quedará tan fuera de vista como fuera posible y que este se estirara correctamente, el cable descansaba sobre la pistolera, este podía llegar a un máximo de medio metro si se requería.

De un mueble con varios pares de calzado tomo unas botas de combate negras con el número uno encima de estas, las botas compartían rotación con otros catorce pares de botas que mostraban un estado más o menos parecido, llenas de rayones, marcas y una ligera decoloración, Alana pensaba que le daban personalidad, al menos le gustaba creer eso de un objeto inanimado,. Cubrió sus manos con guantes de un material sintético que se acomodaban a su piel, estos quedaban justos y dejaban que los magnetos y otros sensores en su mano funcionaran sin problema, finalmente tomó una chamarra, que era más un saco que le llegaba a las rodillas, de cuero gruesa, de cuero real que le había costado un buen porcentaje de los ahorros que tenía, una vez puesto se lo acomodo sin problema, la pesada piel le quedaba algo grande pero aprovechaba el espacio para guardar algunas herramientas y armas cuando las necesitara.

El olor de la chamarra le traía muchos recuerdos, relacionaba ese olor con un sentimiento muy particular, el dolor de dejar su hogar, la única que se había atrevido a hacerlo después de los eventos cataclísmicos de los Nueve Días y la Apoptosis, no había regresado y no tenia intencion de hacerlo, despues de todo lo que habia pasado no debia regresar, destruiria la inocencia de los que se habían mantenidos alejados de la sociedad por tanto tiempo, extrañaba mas de lo que debía, le invadía el recuerdo de su familia, madre, hermanos, algunos amigos que nunca tuvieron el valor de detenerle, el vivir frugalmente nunca le molesto, los excesos en los que la Corporación la tenían inundada le causaban nauseas, por más que insistiera en que no necesitaba más de lo que pedía se le ignoraba constantemente, dejo de hacerlo después del primer año por sospecha de que su insistencia era lo que causaba los excesos.

Con cuidado movió cajas de municiones y detrás de estas sacó una caja de madera pequeña, tomó su único contenido, un arete en forma de cruz que tenía cuatro colores, rojo, azul, verde y negro, acomodo este en el lóbulo izquierdo y se miró en un espejo de piso a techo que tenía a su izquierda.

Observó las marcas en su rostro, demasiadas cicatrices, algunas ya habían pasado por cirugía pero seguían en aumento con cada salida, estaba harta de pasar por una mesa de operaciones para arreglar los detalles estéticos y no tenía intenciones de cambiarse el rostro por completo aunque se lo habían ofrecido varias veces cuando la Corporación se lo recomendaba, los hombros caídos los acomodó lentamente mientras suspiraba e inclinaba la cabeza hacia su hombro derecho, el mohawk rojo de mas de diez centimetros de alto agregaban un aire de maldad a su persona, le gustaba el corte, no necesitaba agregar más amenaza a su persona, los globos oculares completamente oscuros con esa retina color almendra era el toque final a su extraña vista en la que se había transformado.

Se preguntaba si la Corporación la había transformado o si ella misma lo había hecho, era un monstruo, tanto física como mentalmente y eso le aterraba, podía de alguna manera vivir con los cambios físicos, le costaba mucho trabajo pero había aceptado que más de la mitad de su cuerpo era una amalgama de metal, cables y materiales sintéticos, lo que restaba eran algunos de sus órganos y la estructura ósea, por otro lado la parte mental y emocional era lo que le causaban un trauma del que no hablaba con los psicólogos de la Corporación, pero no por ello no estaban al tanto de lo que le sucedía, esos cambios le hacían cada vez más fría y seca a la interacción humana, le costaba trabajo realizar conexiones con quienes no fueran como ella y cada vez se sentia mas alejada de la vida, no buscaba el suicidio por que era la salida fácil pero no le caeria mal que un dia su arma se disparara por accidente, sobre su sien o debajo de la barbilla, una granada que perdiera su argolla y no se diera cuenta, todo lo había considerado pero se le pasaba por momentos, sabía que el que la mantuvieran ocupada todo el tiempo era parte de su tratamiento, se lo había dicho su Operador, y no tenía nada en contra de todo esto pero la paciencia se le acababa, después de cuarenta años de vida asumia que esto era normal.

Tomo unas gafas oscuras de uno de los estantes y conecto los cables que salían de estos hacia la sien con puntas en L.

::ATENCIÓN::
MSG: [GAFAS TENEBRIS 15b] EN [CONECTOR 3]
MSG: [GAFAS TENEBRIS 15b] EN [CONECTOR 4]
WAR: MEMORIA VOLÁTIL INCREMENTADA
WAR: MEMORIA FÍSICA INCREMENTADA
CÁMARA: VERDADERO
CAMPO VISUAL COMPLETO: NO
COMPATIBILIDAD: SÍ
COMPATIBILIDAD LEGACY: SI.

WAR: MODELO TENEBRIS 15b ESTÁ LLEGANDO A FINAL DE SOPORTE, CONSULTE AL MANUFACTURADOR PARA REEMPLAZO.

Alana ignoró la nota por el momento, tendría tiempo una vez que regresara de su trabajo de la semana para poder lidiar con eso, se miró nuevamente al espejo y suspiró otra vez, más profundo que antes, al salir del walk in closet las luces comenzaron a apagarse, la cama en medio de la habitación había desaparecido reemplazada por una sala con poco más que los muebles necesarios, las persianas metálicas comenzaron a descender, una vez afuera la puerta cerró los seguros e inició el sistema de defensa instalado en el apartamento, para que usar una alarma si puedes detener por completo al intruso.

Bajar cincuenta pisos tomaba una eternidad en elevador, el edificio estaba renovado casi en su totalidad pero los elevadores quedaron igual debido al tráfico mínimo del edificio, el estacionamiento al menos era lo suficientemente seguro, requería tres métodos de identificación, dos podrían ser burlados fácilmente, el ultimo no tanto y era más molesto que difícil, los identificadores visuales podían ser evadidos fácilmente, seguían siendo poco inteligentes al deducir al usuario, William Gibson había especulado correctamente más de sesenta años atrás esta problemática, todavía no encontraban la manera correcta de prevenir el problema aunque el identificar cuando algo estaba mal no era difícil, utilizaba el segundo método de seguridad, por medio de identificadores de radiofrecuencia miles de aparatos alrededor de uno podían identificarle, otras personas, sin saberlo en la mayoría de los casos, ayudaban a esto por medio de sus transmisores, funcionando como una extensa red de identificación, si la cámara no podía interpretarlo apropiadamente la red de transmisores lo haria, la mayoria de las veces terminaban siendo chistosos que querían probar un punto sobre la futilidad tecnológica, muy pocos lo usaban para ocultarse, los últimos eran cazados y desaparecidos rápidamente, los que mostraban habilidad podían servir intereses privados, el resto acaba su carrera ahí.

El último método se hacía por medio de una enorme cadena de encriptacion, cada persona tenia un codigo unico que, teóricamente, no podría repetirse, este código era generado basandose en el nombre completo, fecha de nacimiento hasta el segundo exacto, lugar de nacimiento, nombre de madre y padre, y otros identificadores que se elegian al azar en el momento de creación, siendo que la tecnología fue mejorando con el paso del tiempo la mayoría de las personas mayores de cuarenta años tenían una cadena muy vieja que era vulnerable a métodos de desencriptación comunes, los demás tenian mejor suerte pero seguia siendo cuestion de tiempo el llegar a dar con toda la cadena necesaria para usarla, los nacidos en los últimos cinco años tendrian mejor suerte, al menos en los siguientes diez años según algunos cálculos optimistas.

En el estacionamiento tomó un vehículo eléctrico, era algo ridículo montar algo que parecía un triciclo pero la Corporación había limitado la cantidad de vehículos que se podían utilizar en túneles internos, debido a una mala planeación estos túneles permitian únicamente vehículos muy pequeños, algo más grande que un carro de golf tenía problemas para maniobrar apropiadamente, el viaje de treinta minutos era completamente tedioso, viajaba a más de sesenta kilómetros pero las distancias entre locaciones eran exageradamente largas con curvas, entradas y salidas en lugares extraños, el crecimiento orgánico de estos túneles privados a finales de los cincuenta, por temor a un ataque nuclear y la posibilidad de quedar incomunicados, fue el motivo por el cual crecieron de esta manera, aunque un factor mucho más determinante era el que la Corporación jamás tuvo permiso de crear este laberinto, simplemente comenzaron los trabajos sin avisar comunicación entre otras oficinas con un resultado casi desastroso, el darles uso no era algo que complaciera a la Corporación o sus trabajadores, especialmente cuando miles navegaban estos túneles diario. Podria dormir todo el trayecto pero prefería no hacerlo por temor a que pudiera suceder algo, al menos tenía acceso a la red Corporativa gracias a los puntos de acceso alrededor de los túneles.

::LBARDOCK: CONN EST, AUDIO: ON

-Flecha Rota, ¿cuánto tiempo? La voz era de su operadora, Leona Bardock, trabajando desde algún bunker Corporativo donde no tenía que arriesgar su vida.
-Mi triciclo dice que faltan diez minutos. Respondió Alana, dudo por un momento, había olvidado que su código Corporativo era Flecha Rota, lo usaba tanto que lo dejaba pasar por alto muchas veces. -No puedo ir más rápido en esta basura.
-Voy a remover el seguro, toma el control. Alana observó como la consola del vehículo cobraba vida con un color verde intenso y sacaba manubrios para que manejara, el gruñido que soltó Alana dejó en claro que no le interesaba manejar ni lidiar con los túneles. -Ya marque la ruta mas rapida, estoy desviando tráfico a otros túneles con el resto de los operadores.
-No es necesario, aun tengo suficiente tiempo. Alana aceleró el paso tanto como pudo, el vehículo no daba más de ochenta kilómetros. -Aparte no puedo ir más rápido que lo que ya iba.
-Estoy cambiando eso también. En la pantalla verde aparecio el símbolo de un candado que se abría, el vehículo comenzó a aumentar su velocidad considerablemente hasta llegar a los ciento veinte kilómetros sin ningún esfuerzo, Alana continuó aumentando la velocidad al observar que su ruta era virtualmente recta alcanzando ciento sesenta kilómetros. -Vamos a cambiar tu vehiculo de salida, vas a tomar un Martillo para tu ruta.
-¿Un Martillo, por qué? No tengo necesidad de--
-No es una pregunta, pasa a la armería del hangar y tomas ruta en Castigo de Adán, es mas rapido que tomar un civil considerando la situación.
-La situación me pide no llamar la atención, en Tokio especialmente, cualquier exo puede defenderse perfectamente allá, yo no.
-Para eso vas a pasar a la armería, además no tienes que bajar, van a hacer un tiro HALO , tu viaje termina en Sendai A12 para tu +1.
-¿Por qué Sendai, que es mi +1? No quiero llevar a un criminal de guerra o una caja misteriosa, ya tuve suficientes de esos.
-La descripción no indica que es tu +1--
-Sabes que es mi +1 y me lo vas a decir, no tengo ganas de dar vueltas sobre esto.
-Tu +1 es un +++1, dejemoslo asi. Lo que vas a dejar en Estambul es un señuelo que vas a  llevar desde San Diego, no hagas caso a lo demás.
-Apreciaría un aviso más temprano.
-Todavía estamos a tiempo, no haz salido del hangar.
-¿Qué más tengo que saber?
-El material lo dejas en Berlín, ya sabes a quien debes entregarlo. Ahi vas a cambiar a una ruta Corporativa de bajo perfil, tienes mucho que hablar con tu contacto en Berlín una vez que entregues, vas a hacer algo de trabajo de guardaespaldas.
-¿Qué interés tiene la Corporación en Berlín?
-Eso no es algo para discutir en este canal, tu contacto te proporcionará mayor información una vez que lo encuentres.
-Gracias por el adelanto. Alana casi pierde la vuelta, no bajó suficiente la velocidad pero logró continuar sin volcarse. -¿Por qué no puedo vivir en una barraca o una cápsula que esté más cerca de mi punto de salida?
-Por que te queremos demasiado para eso, tu estoicismo le es de poco interés a la visión Corporativa, si es que necesitas una verdadera razón ya sabes por que, ya lo hemos discutido varias veces.
-Quiero discutirlo con alguien más arriba.
-Eso no va a pasar y también lo sabes, no es necesario alargar el tema.
-Me gusta pensar que alguien aparte de ti escucha esto, tal vez algun dia alguien mas me haga caso.

-No agregare nada a eso. Alana había llegado a otro estacionamiento, el lugar parecía abandonado pero esto era una apariencia que se había quedado después de los eventos de los últimos cuarenta años, estacionó el vehículo al fondo, en una sección oscura del enorme estacionamiento y procedió a un cuadro de elevadores oculto detrás de columnas de concreto. Una de las puertas abrió lentamente, una vez adentro Alana espero otra eternidad para que el elevador la llevará hasta una serie de pasillo de concreto sin marcas ni indicaciones.

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