- Get link
- X
- Other Apps
Cuando el Sueño
despertó
Nota Editorial: Debido al tamaño de la obra esta se presentará en
dos números, la segunda parte se encuentra en esta numero, la primera se
encuentra en el número dos del año uno.
Lucifer vs Miguel
·
La noche llego al paraíso, en su refugio, el
mensajero hurgaba en sus pensamientos y recuerdos, algo tal vez podría hacerse
y evitar así, toda una matanza.
Por lo visto, aquel
último ataque, victimo a todas las otras energías del paraíso, ya no se escuchan
los canticos que provenían de la fauna celestial. Este mundo ha sido
silenciado, mis hermanos y los hermano de lucifer, ignoran tal hecho, marchan
con prisa, buscando la confrontación, acusándose unos a otros.
· Gabriel se encontraba
en una pequeña plaza que era rodeada por un jardín, la fuerza de aquel
designio del arquitecto, había destruido ya toda edificación y forma de vida,
ahora los Ángeles se encontraban desprovistos de un paraíso celestial, y lo
ignoraban. Los arboles estaban calcinados, el pasto estaba seco, las flores
marchitas, solo se divisaba en el lienzo estelar, esa grieta y una luna
pálida, completamente plateada. Por un pequeño instante, el antiguo mensajero
del arquitecto, disfruto de ese pequeño instante de tranquilidad, en todo
caso, el amanecer venía acompañado de un confrontamiento de proporciones
bíblicas.
Repentinamente, de la nada, apareció una Polilla, su pecho era plateado, sus alas eran azules, volaba tranquilamente, entre las ramas de los árboles que a la luz de la luna, parecían ser de Obsidiana.
Repentinamente, de la nada, apareció una Polilla, su pecho era plateado, sus alas eran azules, volaba tranquilamente, entre las ramas de los árboles que a la luz de la luna, parecían ser de Obsidiana.
Tu significado, podría
ser mucho más que algo trivial.
· Súbitamente, Gabriel se
quedó inmóvil… como si se tratase de un ataque catatónico. A su mente llego
una visión sobre la existencia y el destino;
tal vez, nada era imposible y todo designio podría no ser definitivo.
tal vez, nada era imposible y todo designio podría no ser definitivo.
Existes…. ¡así
es! (Repentinamente en la palma de su mano, la polilla descansó, Gabriel
le miro y susurro.) Aun existes, a pesar de la voluntad del creador y su
mensajero de la destrucción, el destino decidió que tu existieras y sobrevivieras
a los demás, para brindarle una noche más a la luna, quien se maravillase con
su brillo y quien rindiera culto a la noche para que ella y las bellezas
nocturnas, no pasaran desapercibidas.
Gracias bella polilla,
(Gabriel dejo volar nuevamente a la polilla que se dirigió directo al brillo
plateado de la luna) eres una señal del destino y sus propios planes. Tal vez,
la razón de mi existencia en estos momentos, tenga una razón más que la de ser
testigo del castigo de mi creador. Así como el destino guardo una razón para
ti, es posible que el destino tenga una encomienda para mí.
· El mensajero quiso
permanecer despierto toda la noche, hasta que finalmente llego el amanecer del
último día. Lentamente un réquiem comenzó a resonar en todo el paraíso,
la guerra estaba cerca, entre oraciones, Gabriel, nuevamente, después de
muchos siglos, milenios y contra todo deseo, nuevamente él se revestía
nuevamente con su ropaje de guerra. Cubrió todo su cuerpo con su armadura de
Arcángel, una armadura de color cobre con relieves en bronce, plata y oro.
Tenía en frente su misión, desenfundando su espada, arrojando lejos del el, la
funda que la mantenía cautiva, coloco en su cabeza el antiguo casco de guerra
que juro no usar en contra de otro de sus hermanos. Brillaba como el sol, una
misión en su corazón brillaba por ser ejecutada y de igual forma estaba
preparado para entregar el pago que debiera dar al destino a cambio de ver
lograda su empresa. Sin más preámbulos dejo aquel jardín, con un
poderoso aleteo de sus alas magnánimas, emprendió el último viaje, la última
cruzada, a partir de ese momento, ya no habría retorno, era un viajé con un
solo boleto. Así como la vida de la polilla, se apagó cuando el sol emergió
nuevamente, quedando inerte en el frio pasto de aquel jardín, tal vez Gabriel
sucumbiría al anochecer, pero si lograba su empresa, aquel precio era justo a
pagar, como hiciera la polilla al cumplir su misión y saldar su destino.
· Pronto el arcángel
Gabriel escucho el retumbar de los tabores, la marcha de los soldados
angelicales, y las trompetas de la guerra celestial. Los metales cantaban con
estridencia, las alabanzas a un Dios renegado, aún seguían exclamando Gloria a
su nombre. Entonces el arcángel ascendió y descendió con rapidez, buscando la
escuadra de su hermano y brazo ejecutor de las voluntades en el cielo. A lo
lejos divisó la guarda de Miguel, el portador de la espada de fuego, quien
marchaba en frente de sus Ángeles y potestades más fieles. Frente de ellos no
estaba un enemigo desconoció, marchaban para erradicar lo que ellos
consideraban maligno para ellos.
· ¡¡¡Lucifer!!!
· Querida Musa, que sea
tu fuerza, el recuerdo de tu hermosa silueta, en la catedral, debajo del
cáliz. Tu esencia vital perdura, ¿encontraremos perdón? Algún día, él,
finalmente habrá de arroyar truenos, castigo, redención… ¿perdón? Podría ser
capaz de otorgar el perdón, más sin embargo, su perdón aun es lejano, para los
que han caído de su gracia. Gabriel desgastaba sus fuerzas al máximo, por
llegar antes de que sus hermanos perecieran en la tentación de un combate sin
sentido, programado para destruirlos y sufrir de una emboscada inesperada,
tanto para los demonios como para ellos. Por su parte, los ejércitos de
Lucifer, diezmados por los confrontamientos y el asedio del ente, marchaban
nuevamente como hicieran en la época del mito, una vez más, aunque esta vez,
no pretendían capturar al cielo, parecía que deseaban sobrevivir a la
silenciosa masacre que se cernía sobre todos. Lucifer sabía muy bien que
no era una obra de otros Ángeles, que su presencia en el cielo, no se
justificaba, aun así noches y días de discusiones y razonamientos fútiles,
ocurrieron hasta ese mismo momento, en el que aseguro todo era una treta del
Arquitecto para librarse de ellos. El antiguo mensajero necesito de un último
aliento, para llegar al lugar en donde sería la última batalla del cielo.
Gabriel no era inocente, los ataques de aquel ente, los cuales sobrevivió no fueron una simple coincidencia o designio del destino, ellos estaban dentro de él, solo que para el ente, resultaba complaciente el retrasar la muerte en su etéreo cuerpo.
tenía que ser preciso, rápido y demostrar a miguel y a los arcángeles sobrevivientes, que lucifer por primera vez, decía una verdad innegable y vivida. Súbita y repentinamente, Gabriel se quedó estático en el cielo, como si una flecha hubiera atravesado su corazón y fragmentado su rostro en mil pedazos.
por su parte, Lucifer lanzo una carcajada, tomando su viejo sombrero y arrojándolo muy lejos de él, quedando en un estandarte.
Gabriel no era inocente, los ataques de aquel ente, los cuales sobrevivió no fueron una simple coincidencia o designio del destino, ellos estaban dentro de él, solo que para el ente, resultaba complaciente el retrasar la muerte en su etéreo cuerpo.
tenía que ser preciso, rápido y demostrar a miguel y a los arcángeles sobrevivientes, que lucifer por primera vez, decía una verdad innegable y vivida. Súbita y repentinamente, Gabriel se quedó estático en el cielo, como si una flecha hubiera atravesado su corazón y fragmentado su rostro en mil pedazos.
por su parte, Lucifer lanzo una carcajada, tomando su viejo sombrero y arrojándolo muy lejos de él, quedando en un estandarte.
¡Todo está
acabado! ¡El arquitecto está aquí! (Gabriel y Lucifer dijeron con
diferente tono al mismo tiempo)
Bien jugado, Hosanna,
estando de su lado, todo lo que yo diga, será inútil, entonces nos obligas a
pelear… y deseas verlo en persona, tu ilustrísima visión necesita verme caer
con mis hermanos con el golpe final asestado en nuestros corazones. ¿Qué
seguirá, una vez conseguida tu envidiable victoria? Estoy seguro que planeas
algo más. (Con una sonrisa) Bien… trataremos de morir como vivimos y hacerlo a
nuestra manera.
· Ahí estaba, con Miguel
y Rafael, los dos últimos Arcángeles que bajo el velo de la ignorancia,
seguían sirviendo con profunda lealtad y abnegación al todo magnánimo creador.
¿Qué era lo que quedaba para Gabriel? Aparecer frente a los dos arcángeles y
acusar a su creador, sería lo mismo que convertirse en otro renegado como
lucifer… ¿ir con lucifer? Sería una opción, aun así el tiempo ya se había
acabado, los dos ejércitos, ya estaban frente a frente, y en el cielo se
formaba el fruto de la vida, el primer poder, aguardaba al momento adecuado,
tan concentrados estaban en cruzar mirada, tanto unos como otros, que
ignoraban lo que ocurra sobre sus cabezas, solo el arquitecto miraba y
complacido apreciaba la fuerza de su voluntad por dejar la creación y
finalmente dejar en blanco el lienzo que permaneció pintado por eones de
tiempo sin fin. Ahora deseaba ponerle un fin a esa continuidad.
Estoy preparado para
morir… pero, mi muerte tiene que llevar una gran razón, una causa justa, no
por gloria, no por redención. Es la convicción que me queda, o de lo
contrario, como un querubín, me convertiría en piedra, para dejar a mis
hermanos morir en ignorancia.
· El cielo retumbo, las
nubes se formaron, comenzó la lluvia, una lluvia gris, que manchaba los
ropajes blancos, de aquellos santos y puros seres del cielo, Rafael y miguel
hacían de guardia al arquitecto quien veía con tranquilidad como sus planes se
consumaban, esa lluvia presagiadora de muerte, que opacaba los oscuros yelmos
de Leviatán, Mammon, del gran emperador del infierno.
Ya no hay tiempo, es
ahora o será jamás. (Gabriel extendió sus alas, descendió como flecha,
evadiendo la mirada de todos, más sin embargo su creador no necesito verlo
para saber que ahí estaba.) Lucifer deberá escucharme, dándole la razón, su
ego será mi aliado por un instante.
¿Gabriel?... (Con
irónica sonrisa, exclamó el antiguo arcángel caído.) ¿Qué te trae por
aquí? Suponía hacía ya mucho tiempo, habías muerto a manos de esa abominación.
· Gabriel fue directo al grano,
el tiempo no apremiaba charlas, la que por cierto Lucifer disfrutaba mucho,
haciendo galantería de su gran experiencia terrenal y su manipuladora forma de
sobre llevar las cosas.
Lucifer, no hay tiempo
que perder, todo esto es una trampa. En el momen…
Lo se antiguo hermano,
ambos sabemos, y somos los únicos que entendemos lo que ocurre, yo mire los
ataques que sufriste, y sé que dentro de ti, la semilla de la muerte esta
floreciendo. Tú eres un caso especial, ya en todos nosotros esa flor está creciendo,
pero en tu caso, habrá de tardar mucho más. Debes de cumplir tu misión como
mensajero, y llevar al limbo el mensaje de nuestro creador, finalmente él ha
decidido retirarse del mando, pero no desea dejar a ningún sucesor. (Lucifer
lanzo una carcajada que se escuchó hasta el otro lado del paraíso.) Veras,
Gabriel, toda mi empresa, fue un rotundo fracasó. De haber sabido que al
final del día, nadie tendría el lugar de su ilustrísima, jamás hubiera dejado
que mis ambiciones nos llevasen al infierno, de saber que nos encontraríamos
en este futuro, preferible haber vivido una existencia en ignorancia y
finalmente desaparecer como todos en la tierra.
· Algo, en las
profundidades de su corazón, intentaba tener compasión. Gabriel, sin confundir
y sin olvidar las afrentas que Lucifer realizo durante toda la
existencia y su complicidad en las acciones que el arquitecto de todo, estaba
realizando. Aun así el mensajero, admiro la honestidad con la que lucifer
expresaba y reconocía que sus acciones fueron equivocadas y guiadas por la
ignorancia. Miro por un momento al Ángel caído, quien miraba al frente, con
Leviatán y Belcebú a sus flancos, guiando con la poca dignidad que les quedaba
a sus hordas infernales.
El enjambre estaba listo, solo debían de ver la señal y todo comenzaría. Lucifer miro por última vez al desvalido mensajero y revelo su epitafio y última voluntad.
El enjambre estaba listo, solo debían de ver la señal y todo comenzaría. Lucifer miro por última vez al desvalido mensajero y revelo su epitafio y última voluntad.
Veo mi final… es tiempo
de escuchar al piano celestial y caer con mis hermanos. Tal vez tú puedas
hacer la diferencia, finalmente tu eres el mensajero de Dios. Lleva nuestro
mensaje, entrégalo a donde sea que tú termines, tal vez… solo tal vez, tú
puedas hacer que él, pueda ver quien es en realidad. Gabriel… No entregues tu
vida tan fácil, no hagas lo que estamos a punto de hacer. (Súbitamente Lucifer
grito)
¡Hermanos! Es tiempo de
librar la última de todas las batallas. El limbo nos espera.
· Todos los Ángeles
caídos aullaron un último grito de guerra, los cornos y los tambores resonaron
al unisonó con el fuego de las bestias infernales que gruñían de forma
estridente. Lo mismo hicieron los ángeles celestiales del paraíso, sus
metales resonaron armoniosos, las alabanzas al arquitecto de escucharon,
Rafael, Miguel, escoltaban al todo poderoso, quien no quitaba su mirada de
Gabriel.
¿Qué haces?… ¡Oh!
Gabriel… Nuestro creador ha decidido algo que nadie puede revocar. Tú no
puedes cambiarlo.
· El enviado de la muerte,
la creación impía del arquitecto celestial, entro en la mente de Gabriel, como
si una sombra marchita le susurrase al oído, Gabriel sabía que a través de su
ente, dios estaba hablando. Por lo que decidió volar a otro extremo del campo,
descansando su agotado cuerpo sobre un pilar. Pronto Gabriel noto y su enemigo
acérrimo estaba ahí, en frente de él, sobre el tejado de un templo. Permanecía
de rodillas, sosteniendo su espada. Con su mirada a través de su máscara, el
ente le hizo ver al cielo, la esfera ya no estaba. ¿Qué pasaba?
· Entonces el ente hablo.
Esto, no es un plan de
tu creador… que tus hermanos se destruyan, unos a otros, que experimenten la
muerte celestial, que se encaren… al final yo los hare desaparecer. El
arquitecto está molesto. Pero tu has sido persistente, como la enfermedad que tenía
la tierra, duro miles de años, antes de poder ser erradicada por completo.
(Con firmeza se puso de pie, blandió su espada y la dirigió al pecho de
Gabriel.) Con esta espada del destino, te enviare directo a la
inexistencia.
· Ambos ejércitos estaban
a punto de chocar, Gabriel decidió luchar en contra del ente bendecido por su
creador, para destruir lo más sagrado del universo.
la espada de Gabriel brillo como el mismo sol al ser desenfundada. Ligera, armoniosa, cantaba el cantico más suave de todos. Aquella era la espada del León.
la espada de Gabriel brillo como el mismo sol al ser desenfundada. Ligera, armoniosa, cantaba el cantico más suave de todos. Aquella era la espada del León.
Veo que, portas la
espada del León… has de saber que, el cordero, quien habría de regresar a la
tierra como el León del apocalipsis, no logro cumplir esa profecía… yo tome su
lugar y sin contemplaciones ni selecciones, desaparecí a todos por igual… Es
lo mismo que ocurre en este, tu celestial hogar.
· ¿Algo habrían visto en
él? El Metatron y lucifer, ambos antes de morir estuvieron muy cerca de él. Gabriel
se preguntaba, ¿Cuál era la clave de lo que ellos querían decir?...
Entonces lo vio muy claro, de hecho fue simple. Tenía que probarlo y encarar
lo que ellos habían encarado para obtener la última pieza del misterio de sus
últimas palabras.
Octavio…
Luchemos.
· El ente no dio
respuesta, ambos asestaron el golpe cataclismo al mismo tiempo del choque de
las dos fuerzas que iniciaban su lucha, en su cuadriga, Lucifer miro a lo
lejos, como Gabriel luchaba con el ente, una sonrisa de satisfacción emergió
en su rostro.
Vaya, eres fuerte,
Gabriel, ahora veo que ya estás listo… Nosotros también lo estamos.
· Miguel fue directo a
lucifer, nuevamente su lucha se repetía, solo que las circunstancia no estaban
a favor de nadie. Un grito estridente se escuchó en el cielo, la lluvia
comenzó a caer torrencial, el viento resoplaba con furia, una gran tormenta se
hacía presente.
¿Lo puedes ver? Miguel…
a nuestros pies, tenemos sangre, somos sangre ahora, nuestros hermanos caen,
desprovistos de la gracia divina. ¿Etéreos? Ya no más…
Calla vil y lasciva
serpiente embustera, sangre han de ser ustedes, profanadores, culpables de la
caída del hombre, deja de lanzar injurias al nombre de su ilustrísima, temed
ante su furia, temed ante el castigo de mi espada, que ahora nuestra lucha
habrá de terminar.
· Lucifer sonrió con
ironía, al mismo tiempo que su espada chocaba con la de Miguel, ambos con
destreza se abrieron paso en un círculo entre los Ángeles y demonios, esa
batalla, parecía definir el destino de ambos bandos. Tan férrea batalla
captaba la atención de todos, ignorando la ausencia del Arquitecto, ignorando
la batalla de Gabriel con el ente. Todas las piezas del rompecabezas ya
estaban colocadas, ahora el tiempo de ejecutar el gran final, dependía de lo
que hicieran tanto Gabriel como el ente al que llamó Octavio.
· Ambos, el mensajero de
Dios y el Mensajero de la Muerte, luchaban con destreza, aun así las
habilidades del ente eran superiores a las de Gabriel, quien no podía esquivar
los golpes que lanzaba aquella entidad. En un redoble de espadas, un movimiento
hábil, que rápidamente envolvió la empuñadura de la espada de Gabriel,
sobrepaso su guardia y en su hombro el filo de aquella espada bruñida con el
negro de la noche, se encajó directo en el hombro de Gabriel, quien lanzo un
fuerte grito de dolor, aunque eso no le impidió reaccionar y asestar directo
en el vientre del monstruoso hijo del arquitecto. Ambos quedaron entrelazados
sobre todos los Ángeles y Demonios que seguían luchando con furia, dejando
caer fila tras fila de ambos bandos en un mar de sangre que ignoraban
existiera. Octavio, sonrió con tranquilidad, su esencia no coexistía con
la vida o la muerte, Gabriel entendió que ese ente no moriría, ni aceptaba el
don de la vida. Con tranquilidad el Apócrifo levanto su brazo al cielo rasgado,
los colores comenzaron a moverse y a arremolinarse entre sí, una sonrisa y del
cielo celestial, Gabriel vio con asombro más de aquel, el primer poder.
Flechas de fuego se abalanzaron sobre los campos que alguna vez fueron de
bellezas exquisitas, sobre las catedrales celestiales, los aposentos de las
potestades, haciendo flamas de los blancos plumajes de aquellos Ángeles que se
consumían en el limbo, consumiendo en azufre a los demonios que regresaban a
su estado angelical y en cenizas sus cuerpos comenzaban a marchitarse.
Un lamento gimió en el cielo, la morada del arquitecto estaba siendo destruida, y él permanecía tranquilo en una banca, acompañado por el aura celestial de su igual, aquella que desapareció y con su desaparición, la voluntad del arquitecto finalmente se agotó, para negarse a seguir siendo el símbolo universal de la piedad, la misericordia y la bondad.
Un lamento gimió en el cielo, la morada del arquitecto estaba siendo destruida, y él permanecía tranquilo en una banca, acompañado por el aura celestial de su igual, aquella que desapareció y con su desaparición, la voluntad del arquitecto finalmente se agotó, para negarse a seguir siendo el símbolo universal de la piedad, la misericordia y la bondad.
¡No lo hagas!... Octavio.
Puedo sonreír con
tranquilidad, es la voluntad de tu padre, no la mía, la que actúa de esta forma.
Gabriel… Serás testigo del milagro que he de regalar a estas fuerzas que
nuestro creador ha querido desaparecer.
Pobre hombre… puedo
sentir lo que eres…
· Lucifer, miro al cielo,
miro a su alrededor… los hermanos que tenía, los hermanos que le quedaban,
morían a su alrededor, experimentaba emociones que no redimían sus pecados y
su traiciones. Ese era el momento para que el pagara por todo lo malo que
había hecho y lo pagaba con creces. Miraba como era derrotado el mensajero de
Dios, y que no podía encontrar la clave que necesitaba.
no había vuelta atrás, solo quedaba el ruido de la lluvia al estrellarse en las rocas del piso ensangrentado, solo quedaba el reflejo de sus rostros, mirada con mirada, el mensajero debía encontrar una forma de llevar el último mensaje de todos los que fueron creados y destruidos por su propio creador.
no había vuelta atrás, solo quedaba el ruido de la lluvia al estrellarse en las rocas del piso ensangrentado, solo quedaba el reflejo de sus rostros, mirada con mirada, el mensajero debía encontrar una forma de llevar el último mensaje de todos los que fueron creados y destruidos por su propio creador.
· El momento de morir
había llegado, esa era la última penitencia para todos.
Miguel, espero estés
listo…
· Lucifer en un acto
final, despojo a su pecho del pectoral que lo protegía, su casco de combate
yacía lejos de él, y ahí permanecería por toda la eternidad, sería un mensaje
olvidado, que dejaba testigo de su existencia finalizada, del mismo modo que
las edificaciones de los seres humanos, quedaban como un último mensaje que
nadie leería nunca. Miguel solo miraba al que fuera su hermano, como su
cuerpo pálido, su rostro marchitado con la oscuridad, tomaba un último aliento
del sol que se habían congelado para ellos. El cielo crujía, al mismo tiempo
que todo se consumía con fuego, y todos luchaban con furia.
¿Listo para morir?
Lucifer…
· Lucifer sonrió con
ironía, lanzo una carcajada que se escuchó en todo el universo, desprovisto de
toda protección y fuerza, se lanzó directo a su oponente, quien también se
abalanzo sobre la serpiente de la tentación. Ambos chocaron con fuerza,
haciendo desquebrajar al piso, haciendo que las nubes se habrían en el cielo,
barriendo a la lluvia, deteniendo la pelea por completo, el calor de la
batalla ralentizo la vista de todos, incluso de los combatientes que desde las
alturas miraban la escena, y grande la sorpresa para Miguel, grande el terror
para los demonios, Gloria para los Ángeles, Ironía, redención, lastima para
Gabriel. Sus ojos se cerraron al ver lo que ocurría. El cielo se partió en
dos, un trueno. El corazón roto. Aves de rapiña cruzaron el cielo, chillando,
dejando caer plumas de color plata, negro y dorado.
¡Lucifer! … ¿?....
· Grito Belcebú quien
voló directo a donde estaba su príncipe, su guía y su líder en lo celestial y
en lo infernal. Rafael también voló con violencia tras Belcebú, todos en el
campo de batalla palidecían, la espada de Miguel había atravesado el pecho de
Lucifer, quien permanecía inmóvil, inerte. Su corazón arrancado de un solo
golpe con el filo mortal de la espada de Miguel, flameaba como el mismo sol,
consumiendo la vida del Príncipe de las tinieblas… Lucifer había muerto.
Asombrado Miguel dijo…
¿Qué?... Cuál es el
truco, vil embustero del infierno…
· Un nuevo trueno estallo
en el firmamento, Belcebú dejo que su espada cruzara la distancia y perforase
a ambos combatientes, esta vez el pecho de Miguel fue atravesado al mismo
tiempo que el occiso lucifer, quien tenía una sonrisa cálida, como si sus
pecados hubiesen sido pagados. Un grito ensordecedor formo un tumultuó
en el infinito, la espada de fuego se había apagado, ya que Miguel había
matado a espada y por espada debía morir. Belcebú giro rápido, Rafael atravesó
con furia su pecho, destrozando su armadura infernal, aunque no con la misma
habilidad de miguel, ya que su golpe no causó la muerte inmediata en Belcebú,
quien de su muñequera dejo espada la sica* que siempre llevaría, y con ella
corto el cuello del Arcángel que en fuerte abrazo de muerte quedaría unido al
desfalleciente y leal súbdito de Lucifer. Los cuatro formaban una terrorífica
escultura de muerte y desolación. Nadie se movía, los demás arcángeles, las
potestades infernales, ¿Cuál era el veredicto ante semejante resultado?
¡Octavio!... ¡¡¡No lo
hagas!!!
· El ente ignoro a
Gabriel, quien había leído en los ojos de su oponente, la hora de ejecutar su
designio. Era momento de enviar el mensaje del arquitecto y en el momento de
máxima conmoción, asestar el final de todo. En la herida hecha en el hombro de
Gabriel por la espada del Emisario impío, se comenzó a formar un mal de
oscuridad, que comenzaba a consumir el cuerpo de Gabriel. El brazo izquierdo
del emisario, con firmeza se extendió con su mano completamente erguida, apuntando
directo todos los guerreros infernales y celestiales. Gabriel grito muy
fuerte, esperando ser escuchado por sus hermanos, pero el tiempo parecía que
se congelaba, un ensordecedor cantico celestial que provenía del aura del
emisario, devoro cualquier intento de prevención.
Resuena en el infinito…
El llanto de tu alma, ¡Oh! Bella musa. ¿Por qué llorar? Si la
existencia, la vida… Son cosas, sentimientos, instantes sobrevalorados.
Deja y sea esta, la forma final de la redención verdadera. Deja que la noche
devoré al sol que dejaste que se convirtiera en Oscuridad, deja que la noche
devoré al ocaso que permanece estático.
Deja que la noche consuma tu esencia pura.
Deja que la noche consuma tu esencia pura.
Octavio… Tú eres… ¡Oh!
Emisario del fin.
Maravíllate con el don
de tu creador… Mensajero.
¡Desaparezcan! Impurezas del Cielo, Impurezas del Infierno. El fruto de la vida, los reclama, marchitar sus fuerzas, su luz, sean devorados por el designio impugnable de su creador.
¡Desaparezcan! Impurezas del Cielo, Impurezas del Infierno. El fruto de la vida, los reclama, marchitar sus fuerzas, su luz, sean devorados por el designio impugnable de su creador.
· Los Ángeles y demonios
finalmente lo vieron, vieron al ente que Lucifer habían dicho y existía,
miraban sobre sus cabezas a una fuerza que estaba fuera de su
comprensión. Pero ya era demasiado tarde, les regalo una sonrisa, un
destelló de su palma, y justo en donde estaban los cuatro Arcángeles, el fruto
de la vida se materializo en una esfera roja con mil y un millón de formas
geométricas, símbolos, nombres, y destellos que rápidamente se aceleraron
entre sí, desintegrando los cuerpos inertes de Miguel, Belcebú, lucifer y
Rafael.
· Inútilmente los
desvalidos hijos de Dios, intentaron huir, pero la fuerza que los rodeaba era
inmensa, que estáticos permanecieron ante la fuerza del enviado que
suministraba la voluntad de un creador que deseaba destruir su creación más
perfecta e imperfecta. Gabriel miro desde las alturas como todos desaparecían en
un abrir y cerrar de ojos. La gigantesca esfera, creció y creció sin saciedad,
era un monstruo que devoraba sin control todo rastro de vida en el paraíso,
hasta que finalmente alcanzo su máximo poder y en trillones de micro esferas
se convirtió, al mismo tiempo que desaparecían entre lamentos, rezos y
sollozos que al infinito se perdieron… después de un rato, la lluvia regreso.
Ahora estamos solos…
nos queda esto, Gabriel… nos queda la tristeza, la lluvia, te quedas con esto
para ti, el saber que no lograste cambiar nada. Porque un deseo tan grande has
tenido, y ese deseo superaba tus habilidades, superaba lo que tenías designado
por hacer.
Esa fue la razón por la cual, nuestro creador, desapareció a la raza que vivía en la tierra. Aspiraron a ser más que su creador. Tú aspiraste en superar lo que tenía asignado para ti. No sientas remordimiento, no les has fallado a tus hermanos. Aunque su existencia no va a terminar en otro plano… tu formaras parte, muy pronto de esa inexistencia total.
Esa fue la razón por la cual, nuestro creador, desapareció a la raza que vivía en la tierra. Aspiraron a ser más que su creador. Tú aspiraste en superar lo que tenía asignado para ti. No sientas remordimiento, no les has fallado a tus hermanos. Aunque su existencia no va a terminar en otro plano… tu formaras parte, muy pronto de esa inexistencia total.
· Gabriel levanto su
cabeza, mirando al ente. Ambos seguían unidos por el filo de sus
espadas.
Emisario de su
ilustrísima, veo que a través de tu espada, puede sentir lo que siento ahora
mismo. ¿Pero, sabes?... la espada, el regalo que me hiciera el hijo de nuestro
creador, también me dice lo que tú tienes dentro. Y no… (El ente giro con
sorpresa para encarar al Mensajero) Ahora veo lo que Metatron y lucifer
querían decirme, sus muertes no fueron obra tuya, ellos decidieron morir con
su cuenta, así como se habían condenado con sus decisiones, decidieron
terminar con sus vidas, ya que es muy grande su orgullo, y aunque ya no
existan en ningún plano, ellos saben que tú no cumpliste tu voluntad en
ellos.
· Finalmente ambos se
separaron de su atadura mortal. La herida de Gabriel se intensificaba más y
más, brotando de ella, una oscura peste que parecía convertirlo en una especie
de cristal oscuro.
Octavio… ¿Aun recuerdas
que, ese era tu nombre? … ¿tienes conciencia de tu humanidad? Ambos, en este
momento somos iguales. Una dualidad que se relaciona por dos cosas. La
primera. Ambos somos los últimos, el último hombre, el último Ángel, la última
alma de la creación, la última luz celestial. Aunque nuestro creador, te
bendijera con una de las más grandes maldiciones. Y es la de ser el brazo
ejecutor de su voluntad apocalíptica para llevar a cuestas la muerte de todos
en la tierra y de todo el sagrado Dogma. Pero, a pesar de ser el
emisario portador del primer poder llamado el fruto de la vida, aun así, sigues
siendo un ser humano, descendiente de Adán y Eva.
· El ente permanecía
inmóvil, con su vientre sangrante, sin quitar la mirada al Desfalleciente
Gabriel, quien miraba sus últimos momentos. Aun así Gabriel prosiguió con su
reflexión.
Tu vida se resume en
fracciones. Designado a tener grandes victorias, un gran amor, lo que el
hombre buscaba, tú lo tenías. Se había designado una vida plena para ti. Pero…
no era el destino, ni el control de tu libre albedrio, quien dictaría la
sentencia de privarte de todo el éxito que poseías como un mortal, debías de
enfrentar la desgracia, la desdicha, y no porque tu creador te pusiera una
prueba de lealtad, ni por que el Ángel acusador quisiera probar que alguien
bendecido podría renegar de su benefactor. Esa época termino para todos,
debías de entregarte a la oscuridad, se te sometió privándote de todo y
arrebatando vidas de tu lado. Enfermar, ver a la muerte y el ocaso, reclamar a
Dios por una respuesta plausible… Porque tú también soñaste con algo más… con
algo que superaba tu poder y tu voluntad.
Si aún tienes la
habilidad de pensar, comprenderás que, fue muy fácil para dios, convencerte.
En proporción, Nuestro creador, necesito de un gran tumultuó para hacer que
lucifer cambiara su forma de pensar, necesito del exterminio para que mis
hermanos silenciaran sus rezos y necesito de ponerme en frente de todo tu
camino y del camino de todos en el universo, para hacerme ver mis culpas, pero
aun así, para no claudicar en mi empeño por hacerte ver la verdad. Y es esta…
ustedes se convirtieron en algo tan insignificante para su creador, que
necesito de quitarte prácticamente nada, algo tan microscópico en toda l
creación, para renegar de tu existencia, de la existencia de todos en tu mundo
y de renegar de la existencia celestial. En esta parte, es muy posible, y
dependerá de tu corazón, si es que, después de que me destruyas, puedas tú mismo
hacer que, esta sea la segunda razón por la que podemos ser iguales. Mira en
tus actos, y deja que tu mirada cambie de dirección.
· El ente palidecía con
las palabras de Gabriel… en las alturas del paraíso, los brazos del magnánimo
emisario, se extendieron en dirección de Gabriel. A su vez, Gabriel cerró sus
ojos con la satisfacción de haber cumplido la misión encargada por sus hermanos
y rivales. El mensaje estaba entregado, la memoria de aquellos pecadores, de
aquellos que soñaron con algo que no era posible, quedaba impresa en la
conciencia de un ser completamente renegado, quedaba en lo profundo de su
fatuo corazón, el mensaje y la redención que se transmitía en la ley sagrada
de todos los destinos violentos. “Matar a espada, conlleva la suerte de morir
a espada”
Gabriel levanto su mirada al cielo, aquel cielo rasgado. Su mirada quedo maravillada con la escena, lejos de aquel remolino rasgado, la belleza del infinito podía verse, lejos del brillo de un sol que se tornaba negro y de su corona dorada, el mensajero de Dios, expiaba el último instante, dejando que su esencia volara a lo más profundo del infinito universo que rodeaba los reinos celestiales, los infiernos y las promesas olvidadas de aquel mundo que ahora servía de morada celestial.
Gabriel levanto su mirada al cielo, aquel cielo rasgado. Su mirada quedo maravillada con la escena, lejos de aquel remolino rasgado, la belleza del infinito podía verse, lejos del brillo de un sol que se tornaba negro y de su corona dorada, el mensajero de Dios, expiaba el último instante, dejando que su esencia volara a lo más profundo del infinito universo que rodeaba los reinos celestiales, los infiernos y las promesas olvidadas de aquel mundo que ahora servía de morada celestial.
· El rostro de Gabriel se
cubrió con el oscuro brillo de la transmutación, para luego fragmentarse en
millones de partes que al viento se desvanecieron, susurrando un último
réquiem, el último Arcángel celestial, había desaparecido de la faz.
Finalmente,
la lluvia se detuvo, aunque el cielo permanecía gris, retumbando con los
truenos, ligeras gotas de lluvia se escurrían en la máscara de aquel ente que
en un pasado lejano se llamó Octavio.
Soy, ¿Humano?... una
sombra de un señor que ha decidido ya no ser, más un Dios.
La noche llega nuevamente a este mundo, llega nuevamente al mundo que, dicho por Gabriel, fuera mi hogar… ¿Humano?...
Son estas… ¿las garras de un engaño? Si yo solo soy muerte, y solamente me recuerdo de esa forma, no siento dolor, no siento amor, el remordimiento no existe en mi conciencia, porque he sido creado por el Arquitecto celestial, y bendecida fue mí, ¡su cruzada por liberarse de la carga que destinado a llevar, tendría que cumplir eternamente!.
La noche llega nuevamente a este mundo, llega nuevamente al mundo que, dicho por Gabriel, fuera mi hogar… ¿Humano?...
Son estas… ¿las garras de un engaño? Si yo solo soy muerte, y solamente me recuerdo de esa forma, no siento dolor, no siento amor, el remordimiento no existe en mi conciencia, porque he sido creado por el Arquitecto celestial, y bendecida fue mí, ¡su cruzada por liberarse de la carga que destinado a llevar, tendría que cumplir eternamente!.
·
Segundos que se volvieron eternos. La duda ha
sido un arma poderosa en los momentos más importantes. En la mente del
emisario, cruzaron las incógnitas sobre su esencia. Se preguntó si tenía un
nombre, toda la creación poseía un nombre propio, ahora, cuando el fulgor
había terminado, cuando la misión estaba finalizada. Llego algo a la mente del
emisario. No tenía nombre, no tenía rango, su fuerza era lo único que poseía.
¿Por qué no tener un nombre? ¿Por qué preocuparse de eso? ¿tenía razón, aquel
arcángel que había desaparecido?
Entonces… soy… Octavio.
¿Quién es Octavio. Gabriel miro en mi interior, del mismo modo que yo vi en su
interior, en el encontré paz, luz, una razón para seguir con vida. Y es
posible que su objetivo fuese realizado. Porque ahora yo estoy aquí, en el
pabellón celestial y me pregunto a mí mismo. ¿Quién soy? Sobrevivir. Es
igualmente inútil, si se ha perdido la batalla, lo mismo como ganarla y en
ella encontrar la muerte.
· Un halo de luz cruzo
por la mente de Octavio, dejando caer al vació su espada, tomo con ambas
manos, la máscara que cubría su rostro, un suspiro broto de ella, su chapa
perlada, era como un oscuro vació que brillaba con los destellos emanados por
los truenos. Con gran asombro, el enviado celestial miro en el reflejo que se
formaba, y como si fuese un espejo, en ella se dibujaron las facciones de su
rostro. Entonces lo pudo entender. Eso era lo que veían los que morían por su
puño, veían el rostro de un humano, miraban como la última creación de Dios, finalizaba
su existencia.
· Entonces finalmente
recordó quien era. Él no era una creación divina, era un mortal, que se
entregó presa del engaño, presa de la desesperación, del odio y de la
ambición. Recordó su vida como mortal, entonces el sol dejo de ser negro en su
memoria, la humedad en sus pies no era una ilusión, era el mar. Aquellos dados
que dieron vuelta, significaban su destino, dejar ir de su lado a un amor, un
amor que fue arrebatado por los deseos de un ser supremo que finalmente
renegaba de su poder y que deseaba profanar su creación, sin ser el, el
responsable de cargar con esa tarea. Octavio comprendió que la mano de su
creador, había encaminado toda su vida a la desgracia, a poseer y a perder en
mayor medida. Lo demás dependió de su propia voluntad. Recordó como un
accidente marco todo. Pudo escuchar el sonido de los aparatos médicos, como su
cuerpo moría lentamente y cómo fue que acepto volverse el apocalipsis
encarnado. La diferencia era en que a Dios no le causaba furia, dolor o
tristeza, ver como todo lo que amo, era destruido.
Durante todo este
tiempo… (Al mismo tiempo que se ponía nuevamente su máscara y de las
profundidades, nuevamente su espada regresaba a sus manos.) ¡No! En aquel
momento, cuando fui tocado con tu voluntad y nuestro acuerdo mutuo. Creí, que
podría devolverte un poco de todo el dolor que me hiciste. Ahora piensas que
eso no va a pasar. Lo habías planeado bien. Solo que hay algo que no
calculaste. Ahora estamos los dos solos, y antes de morir, para dejarte el
camino libre…
VI
OCTAVIO
·
Octavio extendió sus brazos, mirando al cielo
que dejaba atrás, las grandes puertas del palacio celestial finalmente se
habían cerrado, y como un bólido su cuerpo comenzó a caer, precipitándose a
las lejanías y oscuras llanuras de la nada. Un espacio entre el cielo y la
tierra, entre el infierno y el paraíso, aquel camino invisible que a momento
desaparecía. No existían más humanos, no volarían más las almas, los
arcángeles ya no prestarían guardia. Solo quedaba la oscuridad, el crujir del
cielo, lluvia que apaciguaba el silencio eterno de aquel espacio abandonado.
Como una flecha su pesada aura se impactó en el suelo. Una vez más, se encontraba en la tierra. Ahora todo había cambiado, el cielo era azul, las flores rodeaban todo, los arboles habían regresado a la tierra, armoniosas aves cantoras, endulzaban con su canto. Lo que había sido arrebatado por miles de años, era recobrado. Aunque el precio fue alto. Para Octavio significaba algo.
Como una flecha su pesada aura se impactó en el suelo. Una vez más, se encontraba en la tierra. Ahora todo había cambiado, el cielo era azul, las flores rodeaban todo, los arboles habían regresado a la tierra, armoniosas aves cantoras, endulzaban con su canto. Lo que había sido arrebatado por miles de años, era recobrado. Aunque el precio fue alto. Para Octavio significaba algo.
Algo cambio en ti… Mi
emisario de la noche. Mirad, por un momento, que esta, es mi nueva obra.
· Detrás del arquitecto,
una nueva creación. Dos pequeños niños. Octavio, asombrado se puso de rodillas,
debía hacer reverencia y esperar.
Ellos. Los hijos de
Tiamat, habrán de gozar de esta, la nueva creación. (El arquitecto dio tres
pasos, toco el hombro de Octavio y dijo) Ambos sabemos que esto debía de ser
así… sabes muy bien que este mundo ya no forma parte de tu existencia y que,
está la creación de Tiamat, no puede convivir contigo. Sé que no lo entiendes,
porque solo conoces la destrucción.
· Octavio salió despedido
por los aires, impulsado por una fuerza poderosa, esa era la fuerza de un Dios
decidido a comenzar de nuevo. La fuerza del golpe abrió el pecho, de
Octavio, quien se estrelló justo en la base de la estatua de Tiamat, quedando
gravemente lastimado…
Ahora ve tu castigo. El castigo del Génesis.
· El cielo y la tierra se
abrieron al compás de un gran lamento divino. Todo se destruyó alrededor de
Octavio, quien a causa del shock, solo pudo mirar como la tierra devoraba las
grandes ciudades del mundo quedando en su lugar solo verdes praderas y grandes
llanos, vio con terror, con un terror que nunca sintió, como las almas
recolectadas por el fruto de la vida, eran llevadas al foso del limbo en un
gran torrente negro, que a lo alto del cielo se habría paso y sin piedad
engullendo esencias, las del hombre, las del infierno, las del cielo. Aquel
suplicio aun no terminaba para nadie, parecía comenzar al mismo tiempo que las
puertas del limbo se cerraban devorando eternamente a toda la creación
del infinito. Con el tumultuó se había formado una bruma sepulcral que se
disipaba con los gritos que uno a uno se apagaban, ahogándose en la nada, los
ojos de Octavio se abrieron asombrados por lo que seguía.
¿Ahora lo puedes ver? No solo es el mundo, es todo el universo,
ahora rinde culto a su creador, y el mundo es el centro del universo, mira
como los planetas hacen honor al nuevo mundo que he decidido crear. Mira como
todos los planetas se han acercado a él, ahora el universo es divino, es
perfecto, ahora este será el hogar de mis nuevas creaciones y mis nuevos
Ángeles,…
· Octavio miro al cielo,
experimentando una sensación olvidada, lentamente con terror en sus ojos
al ver como de la espesa bruma que era dispersada por un Sol dorado, de esa
bruma, que se abría como una puerta divina, un nuevo cosmos se mostraba
omnipotente al mundo que lo gobernaría bajo el brazo de su creador. Marte,
Venus, Neptuno al igual que todos los demás planetas cubrían al cielo, en una
gran aurora, de colores fluorescentes y destellos morados… Un cálido manantial
del cielo derramo lentamente una cascada dorada que descendía a la tierra, y
de entre esa cascada, las semillas del nuevo árbol de la vida descendieron.
En los ojos del emisario se observó cómo lentamente en el horizonte crecía un
árbol plateado de pétalos dorados y frutos carmesí. Su mente pudo pensar en un
nuevo comienzo, pero rápido se concentró en la razón por la que aún seguía con
vida. Pensó en las vidas arrebatadas, en el alma de la mujer que él había
amado. ¿qué paso con ella? Su recuerdo llego muy tarde, y lágrimas del ente
brotaron.
· Repentinamente todo se
volvió confuso. Acaso todo sería como se decía en las profecías, en las
esperanzas de un valle prometido, nuevas almas, nuevos tiempos… ¿?... Tiamat,
cruzaba en la mente de Octavio, quien pesadamente lograba moverse, aun sentía
la fuerza del primer poder en su interior. Miraba en el árbol de la vida, como
crecía, miraba como los dos niños permanecían de rodillas ante él y le
confiaban sus rezos. Miro en la estatua de Tiamat, esta lloraba, pero su
semblante parecía sonreír. Era una dualidad, tristeza por lo perdido,
felicidad por lo recuperado. En su interior, creció una idea, para Octavio fue
claro, Tiamat era la creadora de la tierra. Dios le otorgó el árbol de la
vida, con el creaba una nueva raza de sirvientes, fieles, conectados con la tierra,
eran esos dos niños, los hijos de Tiamat, ahora ella creaba vida. Dios seria
el arquitecto que guiaría a esa raza, para adorarles y servirles con total
devoción.
Octavio, debió de hacer un esfuerzo supremo por alejarse de aquel parque en donde la figura de Tiamat reposaba inerte. En el cielo se formó una esfera de color negro azabache. Un zumbido seguido de un resplandor intermitente, emergió de la esfera que en una fracción de segundo se convertiría en una Cruz. Como una flecha, la cruz se impactó en el centro de aquel parque, destruyendo la estatua que habría sido el último monumento de la humanidad.
Octavio, debió de hacer un esfuerzo supremo por alejarse de aquel parque en donde la figura de Tiamat reposaba inerte. En el cielo se formó una esfera de color negro azabache. Un zumbido seguido de un resplandor intermitente, emergió de la esfera que en una fracción de segundo se convertiría en una Cruz. Como una flecha, la cruz se impactó en el centro de aquel parque, destruyendo la estatua que habría sido el último monumento de la humanidad.
¿Ves a aquellas dos manzanas? Ellas son el futuro de este mundo,
ahora yo he terminado, tu pronto desaparecerás, y tu rastro será borrado de
este y el otro mundo.
· Una figura estilizada
apareció a un costado del Arquitecto celestial, era un nuevo Ángel, distinto
en todo a los que Octavio enfrento y destruyo. Realizó una reverencia a su
creador. Al terminar su reverencia el aura angelical desapareció, la bruma por
el impacto se disipo, y como espuma que subió a las profundidades del cielo
plateado, las ideas corrieron en la mente de Octavio quien ahora solo era un
estorbo más al esfuerzo del Arquitecto por recuperar su mundo. Los
pensamientos del emisario de la destrucción, se disiparon de entre las nubes
de muerte que se abrieron paso a un mundo, del cual Octavio, la humanidad, los
Ángeles y demonios, habían quedado de lado. Al contemplar aquel monumento de
negro semblante que tenía la cruz, su horror fue grande, tan grande que un
vórtice cubrió de sus ojos las lágrimas.
¿Qué era lo que quedaba por hacer?, ya era tarde le decía su razón, fue como si en la cruz, el recuerdo de su amada hubiese muerto. Sin vida, como si el recuerdo de sus bellos ojos hubiesen sido arrebatados y no le volverían a ver jamás, como si el calor de su piel se hubiera extinguido sobre la superficie de aquel negro y frío metal de la gran cruz que transmitía desolación y muerte, un desdichado humano miro para sí mismo. Lloró con tanto esfuerzo, con nostalgia que la cruz comenzó a llorar sangre. Un gran estruendo llamo la atención de Octavio, quien esperaba una oportunidad de vengarse, y así seria, su rostro se cubriría de luz y sed de sangre. Cuando por fin el fruto logro madurar, un nuevo Génesis, el nuevo orden, creado por Dios, una nueva raza extraña de seres que solo tenían un pensamiento: servir a Tiamat y a su creador. Serian ellos los nuevos seres de la creación, la versión de su representación más cruda. Ambos dejaron ir una mirada sin piedad al ente que desfallecía por la herida de Gabriel y de la fuerza magnánima que su cómplice en el momento de traición asesto. Ignorándolo, ambos seres que irradiaban frialdad, corrieron detrás del árbol sagrado para así fusionarse y diseminar la semilla del nuevo orden. Mientras ellos corrían, Octavio les miro con repudio, con odio. Recordó en su memoria todo, a la humanidad, al dulce mar que le recibió, recordó la dulce voz de su amada, a todas aquellas personas que elimino sin piedad, al Metatron y a los querubines que Gabriel trato de proteger, en ese momento y al tener ese pensamiento recordó nuevamente a Gabriel…
¿Qué era lo que quedaba por hacer?, ya era tarde le decía su razón, fue como si en la cruz, el recuerdo de su amada hubiese muerto. Sin vida, como si el recuerdo de sus bellos ojos hubiesen sido arrebatados y no le volverían a ver jamás, como si el calor de su piel se hubiera extinguido sobre la superficie de aquel negro y frío metal de la gran cruz que transmitía desolación y muerte, un desdichado humano miro para sí mismo. Lloró con tanto esfuerzo, con nostalgia que la cruz comenzó a llorar sangre. Un gran estruendo llamo la atención de Octavio, quien esperaba una oportunidad de vengarse, y así seria, su rostro se cubriría de luz y sed de sangre. Cuando por fin el fruto logro madurar, un nuevo Génesis, el nuevo orden, creado por Dios, una nueva raza extraña de seres que solo tenían un pensamiento: servir a Tiamat y a su creador. Serian ellos los nuevos seres de la creación, la versión de su representación más cruda. Ambos dejaron ir una mirada sin piedad al ente que desfallecía por la herida de Gabriel y de la fuerza magnánima que su cómplice en el momento de traición asesto. Ignorándolo, ambos seres que irradiaban frialdad, corrieron detrás del árbol sagrado para así fusionarse y diseminar la semilla del nuevo orden. Mientras ellos corrían, Octavio les miro con repudio, con odio. Recordó en su memoria todo, a la humanidad, al dulce mar que le recibió, recordó la dulce voz de su amada, a todas aquellas personas que elimino sin piedad, al Metatron y a los querubines que Gabriel trato de proteger, en ese momento y al tener ese pensamiento recordó nuevamente a Gabriel…
Gabriel…¡¡¡GABRIEL!!! Ahora te comprendo…
· Su cuerpo fue cubierto
por un rayo dorado, el cual comenzó a desmembrase, miro a las alturas y supo
que Dios estaba intercediendo para evitar lo que el ente quería hacer. Lo
único que sabía hacer, lo único que podía hacer en su condición, en esa
condición que el mismo Arquitecto le había dado y que ahora parecía,
arrepentirse de ya no ser más un Dios.
y eso era… ¡Matar!
y eso era… ¡Matar!
¡¡¡MATAR!!!
¡¡¡No señor!!! Ahora tu caerás, mía es la venganza…
·
De su cuerpo se derramo la sangre, sus
lágrimas. En un intento desquiciado por eliminar la conexión de Dios con
el mundo. Así mismo, la Cruz derramo una lágrima de pureza, significado de la
pureza que alguna vez, existió en el universo. Esa, sería una razón, el nuevo
Cielo abrió los portales del mundo divino. Dios directamente ascendió al
reencuentro de su nuevo orden. Millones de nuevos Ángeles, arcángeles,
potestades y las órdenes sagradas de aquel nuevo cielo, vitoreaban al
renacido Arquitecto celestial. mientras los dos pequeños seres corrían
despreocupados, a fin de cuentas su padre ya venía en camino del reencuentro
celestial. Por su parte un suspiro en el alma del renegado emisario de la
destrucción, quiso llamar la atención del creador. Con un gran lamento,
que se convirtió en el grito de guerra universal. Aquel fue el grito que las
almas, Ángeles y demonios no pudieron dar, en su momento, ahora la memoria de
aquellos que perecieron por un deseo celestial, se encarnaron en los puños, en
la fuerza y en el último instante de vida que poseía Octavio. En su mente,
nuevamente todo volvió a pasar, la primera vez que logro ver al mar, el
ocaso, el canto de las gaviotas, cuando conoció las etapas del hombre,
las maravillas y crueldades de su mente, aquella primera sonrisa, sus
lágrimas, su belleza, todo cruzo en su mente, y se detuvo en el momento que
los dos fueron uno…
· La oscuridad se volvió
un haz de luz carmesí, y disparado como un rayo, fue directo a los dos
pequeños seres que habían sido creados sobre las cenizas de los ángeles, sobre
la sangre de los humanos y el fuego de los demonios. Con cada paso que daban,
parecía que alcanzaban la madures y la joven adolecente repentinamente soltó
la mano de aquel joven desnudo, dando unos pasos hacia atrás, haciendo que el
joven no pudiera escapar de Octavio, quien apareció como una sombra en
el camino de los dos jóvenes. Como impactado por una flecha el pecho de aquel
joven ente desprovisto de emociones y compasión se cubrió de rojo, un rojo que
a su alma congelo, con la furia de su último aliento, Octavio perfilo su mano
desnuda y con ella atravesó el pecho de aquel ser, quien dejara salir de su
garganta un fuerte alarido, al verse despojado de su corazón que salía con por
su espalda sujetado por el puño del enviado de la noche, a su vez quien no
abrió los ojos. Con frialdad saco su mano del cuerpo inerte que se desplomo
como una roca en el pasto, con la mirada al cielo y la boca abierta, se
convertía en una escena repugnante, puesto que estos seres, no expresaban
emoción alguna. Todo ocurría en fracción de segundo, un mal movimiento del
arquitecto, causo la caída de su progenie directa. Al igual que Octavio Dios
llegaba a reaccionar tarde, el carruaje que lo llevaba a su nuevo paraíso se
detuvo bruscamente, haciendo relinchar a sus corceles. Doce caballos blancos
como la nieve de ojos carmesíes miraban con agudeza al ente que destrozaba en
frete de su señor al nuevo Adán…
Con una aparente calma Dios todo poderoso y magnánimo descendió de su carruaje, con su mirada los caballos bajaron sus cabezas, y la pequeña Eva corrió detrás de él, quien se arrodillo, ignorando al ente que los miraba con fuego en sus ojos y una sonrisa mortal, el universo se detuvo al rose de la mano de Dios en el fino y pálido rostro de la joven Eva, quien miro al ente con desprecio y con un gesto de burla, pues ella creía estar en manos de la justicia y el poder absoluto… Un ente emergió de la nada, era el mismo Arcángel de mirada afilada, piel como la leche, frente amplia, ojos plateados y una armadura hecha con rayos del sol, su brazo izquierdo se levantó al cielo y de él, todos Ángeles descendieron a las grandes llanuras del nuevo mundo, pronto llegarían y darían muerte al ente que asesino al hijo de Dios, pronto todos exclamarían maldiciones al ente que los miro por unos segundo y con su mirada les rechazo, algunos Ángeles se taparían la boca la verlo hacer eso, como si fuese el mismo Arquitecto, quien los despreciaba, un ente maligno creían ellos, pero él sabía que eso era hipócrita, puesto que ellos ignoraba que por voluntad de Dios fue creado, creado para ese momento, el que ellos desconocían, pero que tal vez, solo tal vez, en miles o millones de años, ellos enfrentarían sin saber las razones del ¿Por qué?…
Con una aparente calma Dios todo poderoso y magnánimo descendió de su carruaje, con su mirada los caballos bajaron sus cabezas, y la pequeña Eva corrió detrás de él, quien se arrodillo, ignorando al ente que los miraba con fuego en sus ojos y una sonrisa mortal, el universo se detuvo al rose de la mano de Dios en el fino y pálido rostro de la joven Eva, quien miro al ente con desprecio y con un gesto de burla, pues ella creía estar en manos de la justicia y el poder absoluto… Un ente emergió de la nada, era el mismo Arcángel de mirada afilada, piel como la leche, frente amplia, ojos plateados y una armadura hecha con rayos del sol, su brazo izquierdo se levantó al cielo y de él, todos Ángeles descendieron a las grandes llanuras del nuevo mundo, pronto llegarían y darían muerte al ente que asesino al hijo de Dios, pronto todos exclamarían maldiciones al ente que los miro por unos segundo y con su mirada les rechazo, algunos Ángeles se taparían la boca la verlo hacer eso, como si fuese el mismo Arquitecto, quien los despreciaba, un ente maligno creían ellos, pero él sabía que eso era hipócrita, puesto que ellos ignoraba que por voluntad de Dios fue creado, creado para ese momento, el que ellos desconocían, pero que tal vez, solo tal vez, en miles o millones de años, ellos enfrentarían sin saber las razones del ¿Por qué?…
¡¡¡No lograran su
deseo!!! Todos vamos a morir en este preciso momento…
- Empuñando su espada,
la cual levanto al cielo que se abría paso sobre él, dejando a los planetas al
descubierto y a las estrellas obligándolas a apagarse por completo ante
la fuerza que no podría controlar ni el mismo Arquitecto del universo y al
aire presento el instrumento que purificaría al mundo, purificaría el alma de
la tierra librándola de todo ser viviente, fuese terrenal o divino, y el
mañana ya no existirá para nadie…
Apunto su espada directamente sobre la joven mujer, señalando al pecho de ella, quien lo noto, mirándole con repudio, su boca se abrió exclamando gemidos y gritos de repudio que dios pronto interpretaría como una señal de peligro, al notarlo el ente pronto se abalanzaría en contra de los dos númenes, como un choque de titanes, eran dos planetas en colisión, ambos eran, el fin de las eras, un final que los mismos Ángeles que descendían observarían desde las alturas, detendrían su bajada del cielo para gritar al cielo por la destrucción de aquel animal salvaje…
Apunto su espada directamente sobre la joven mujer, señalando al pecho de ella, quien lo noto, mirándole con repudio, su boca se abrió exclamando gemidos y gritos de repudio que dios pronto interpretaría como una señal de peligro, al notarlo el ente pronto se abalanzaría en contra de los dos númenes, como un choque de titanes, eran dos planetas en colisión, ambos eran, el fin de las eras, un final que los mismos Ángeles que descendían observarían desde las alturas, detendrían su bajada del cielo para gritar al cielo por la destrucción de aquel animal salvaje…
Este ha sido el plan, desde el principio, algo que tú no podrías
entender. Aunque conserves la fuerza de toda tu especie, el mensaje de mis
antiguos hijos, nada de eso puede cambiar el destino que les depara. Octavio,
no puedes entenderlo. Aquel al que has matado, renacerá de sus cenizas. En él,
habrá de existir siempre la flama de mi voluntad.
· Entonces para Octavio
la última pieza de su juego, estaba puesta y lista para ser cambiada de senda.
Aquella, la joven detrás del omnipresente, no era otra que aquella… Tiamat.
Ambos pretendían renacer en un mundo terrenal y ser ellos, como debieron ser
al principio, quienes hicieran de sus hijos los habitantes de la tierra.
por eso el arquitecto deseaba siempre la destrucción del humano, para renacer en una forma humana, pero con su divinidad encarnada, de una forma directa.
por eso el arquitecto deseaba siempre la destrucción del humano, para renacer en una forma humana, pero con su divinidad encarnada, de una forma directa.
Tú no entiendes algo… Ella es mi víctima, tú me creaste sobre mi
propia raza, era justo para ti que alguien de su propia estirpe destruyera
toda vida que existiera en estas tierras, de igual forma humillar a tus hijos,
los ángeles, dando una lección a los demonios, ambos bandos luchando por el
favor de la devoción de mi mundo y que fuese ese mundo, por el que lucharon,
quien los destruyera en su propio mundo. ¡Oh! Dios, tu no lo puedes entender,
si tu propósito fuese justo, fuese puro, nadie podría cuestionar los actos que
hicimos como humanos, que hicieron como ángeles, tus actos sobre los demonios,
encausando una construcción fallida desde sus inicios. Estabas tan orgulloso
de tu creación, que, fue un fracaso, lo sabias y aun así… ¡No! No dejaste,
provocaste a la serpiente, influenciando que los hermanos se mataran, que los
padres se odiaran, que las mujeres llorasen. Dejaste que todo te obligase a
crearme y al destruirme, me convertiste en tu esclavo, en tu razón y tu
justificación. Ahora pretendes crear todo de nuevo y ser tu quien goce de todo
lo que ha creado.
· El arquitecto se dio
cuenta del grave error cometido, rápidamente emergería como la fuerza divina
del cosmos, obligado a desenfundar su espada, una espada que brillo al salir
de su funda, dejaba de ser un dios creador y se convertía en un dios
destructor con la espada de la vida. Octavio sonrió, apuntando directo al
corazón de la joven Tiamat. Solo eran unas milésimas de segundo, el estruendo
fue caótico, luminoso, el cielo se partió en dos, fue grandioso, los
ángeles no soportaron el brillo emanado por el golpe de aquellas fuerzas
colosales dejando un aura en la tierra, un rayo que salía disparado al centro
del universo, una fuerza que tiraría de las alas de los ángeles empujándolos
de regreso a cielo… cuando todo se disipo, y todos pudieron ver las alturas,
entre el cielo y la tierra, contemplaban finalmente el resultado, los
sirvientes del Arquitecto dieron un gran grito de terror, un grito de
lamentaciones y odio…
El arquitecto atravesó el cuerpo del ente, los ojos de Octavio permanecían cerrados, pero en su rostro una sonrisa de marco… El supremo no pudo entender por qué los Ángeles gritaban y se aterrorizaban. Repentinamente y para sorpresa del Divino, Octavio sujeto el borde de la espada y con fuerza la saco de su cuerpo, aquel Dios estaba sorprendido, aun así, una gran bocanada de sangre salió de la boca del emisario quien diera algunos paso hacia atrás, pero los Ángeles seguían aterrorizados.
El arquitecto atravesó el cuerpo del ente, los ojos de Octavio permanecían cerrados, pero en su rostro una sonrisa de marco… El supremo no pudo entender por qué los Ángeles gritaban y se aterrorizaban. Repentinamente y para sorpresa del Divino, Octavio sujeto el borde de la espada y con fuerza la saco de su cuerpo, aquel Dios estaba sorprendido, aun así, una gran bocanada de sangre salió de la boca del emisario quien diera algunos paso hacia atrás, pero los Ángeles seguían aterrorizados.
Se acabó… Ya he
terminado en este mundo. Puesto que pronto, todos vamos y estaremos juntos en
la nada
· Octavio miro al cielo,
que se detuvo en un crujir extraño. Luego bajo su mirada encarando al
arquitecto, quien miraba fijamente al ente. Octavio sonrió y esto hizo
provocando una pregunta en un arquitecto celestial que se turbaba
¿Qué es divertido?
Cuando me creaste, deseabas un mundo puro. Por ello me concedías
el don de acabar con tu creación… Bueno, ahora lo tienes, podrás derramar
tus lágrimas, al ver que finalmente dejas de ser aquel dios de amor, compasión
y de una total, angustiosa y disciplinada paciencia.
¿A qué te refieres?
Aun no te has
percatado. Alguien tan insignificante, indigno de tu creación, no debería
ser más rápido que tú… es verdad, cuando se está más cerca de la verdad, menos se puede ver.
ser más rápido que tú… es verdad, cuando se está más cerca de la verdad, menos se puede ver.
·
Dios miro a sus nuevos Ángeles y potestades,
ellos señalaban, no a su creados, señalaban a un costado de él, entonces para
dios el tiempo se detuvo, con una mirada helada, miro a su costado y…
¡NO!...
· Con el correr de las
gotas de sangre, ahí estaba la esencia de Tiamat, completamente inmóvil,
mirando al arquitecto, su expresión inaudible, desencajada, solo podía
anunciar algo. El numen dio algunos pasos hacia Tiamat, al mismo tiempo que
Octavio caía de rodillas sujetándose en su espada, él miraba con atención lo
que pasaba, lo que secretamente había hecho.
Dios tocó el hombro de la joven inmóvil, repentinamente su cabeza se desprendió del cuerpo que se convertía en cenizas. Repentinamente la tierra se sacudió, el cielo se partía en dos, y los ángeles petrificados por el terror se volvían polvo rápidamente. Rápidamente la divinidad fijó su mirada con furia a un mortal que moría con una sonrisa en su rostro. Ambos sabían que entre ellos se habían arrebatado todo cuanto amaron y protegieron. Octavio, quien cerró sus ojos, recargando su frente en la empuñadura de la espada, había hecho lo que nunca habrá de ser posible en contra de un creador.
Dios tocó el hombro de la joven inmóvil, repentinamente su cabeza se desprendió del cuerpo que se convertía en cenizas. Repentinamente la tierra se sacudió, el cielo se partía en dos, y los ángeles petrificados por el terror se volvían polvo rápidamente. Rápidamente la divinidad fijó su mirada con furia a un mortal que moría con una sonrisa en su rostro. Ambos sabían que entre ellos se habían arrebatado todo cuanto amaron y protegieron. Octavio, quien cerró sus ojos, recargando su frente en la empuñadura de la espada, había hecho lo que nunca habrá de ser posible en contra de un creador.
¿Es todo lo que harás en tus últimos momentos? Esperaba más
de ti. Te prometí que todos moriríamos, lo jure como sello de mis destino en
aquel hospital y lo cumplo ahora, ambos tenemos que desaparecer para completar
el circulo… Mira tu cuerpo...
· El numen miro en si
mismo sorprendido, miro al cielo exclamando un estridente grito de ira,
Octavio lanzó aquel ultimo rezo que invocaría al fruto de la vida, la primer
fuerza celestial, El arquitecto sonrió, convencido de que ese poder no era
capaz de lastimarlo, al ser él, su creador, por lo que ambos chocaron en un
fuerte cruce de espada, quedando envueltos por la maquinaria de aquel poder
supremo.
Mi emisario… ¡esta fuerza! Es mi creación. Su luz, me representa,
cuando liberes su poder en nuestra contra, tú habrás de morir y yo solo tendré
que crear todo lo que intentas destruir. Soy eterno, mi traidor sirviente…
Te equivocas…
· En el pecho del
arquitecto, algo se había fracturado, en su interior, algo había penetrado y
destruido una esencia vital. Entonces Dios miro en la espada de Octavio. Con
sorpresa había notado ya muy tarde que, esa no era la espada que el había
portado en su cruzada en contra de los humanos, ni en el cielo.
¿Ya lo has visto? En aquel momento, no fue mi oscura espada, la
que regreso a mí, fue la espada de Gabriel, la espada del León, aquella que tu
propio hijo entrego al mensajero que dejaste morir al último.
¡¡¡TRAIDOR!!! (Grito
aquel Dios convertido en mortal, aquel golpe que asestó en el mismo instante,
cuando decapito a la joven Tiamat. Ambos al mismo tiempo, habían perdido su
eternidad, convertidos en simples mortales para ser juzgados por sus actos en
la tierra. )
· Octavio giro en un
hábil movimiento, la espada del león y atravesó ambos corazones, el del
arquitecto y el suyo. Así el mundo se detuvo en una turbación, al mismo tiempo
que una ligera pluma floto por la mejilla de Dios.
Todo será silencio dentro de muy poco tiempo… Esta es la última
voluntad de un designio fuera de nuestro control, mortales somos y su voluntad
es una ley que no podemos negar, ahora el fruto nos hará florecer en la nada,
consumidos seremos por el fuego de un poder magnánimo. Bella musa, vierte en
nuestras almas, aquel fuego que ha destruido toda existencia, con el fulgor de
este poder, deja que nuestro rastro sea desvanecido y extínguete con nosotros.
Sin humanos Dios no es nada. Sin ellos no puede existir un Dios, o un ángel… igualmente nosotros no podemos existir sin ellos. La razón de existir, para ambos ha terminado…
Sin humanos Dios no es nada. Sin ellos no puede existir un Dios, o un ángel… igualmente nosotros no podemos existir sin ellos. La razón de existir, para ambos ha terminado…
· Los gritos del
Arquitecto, fueron apagados por el fulgor de las mil y un millón de voces
provenientes del fruto de la vida, Octavio no hacía nada, más que aprisionar
contra de si, el cuerpo agonizante de un Dios que negaba ser un mortal. Para
ambos el destino había sido sellado, la existencia ahora debía de acabar. En
medio de los dos, una luz comenzó a emerger sin control, acto seguido, el
fulgor de la explosión de aquel fruto, hizo retumbar todo lo que se encontraba
a su paso, borrando del cielo toda nube. En ese fulgor los cuerpos
desaparecieron sin dejar rastro. Después de un momento, todo se volvió calma,
el mundo estaba en silencio, inmóvil, el sol estaba a medio día y alrededor
del planeta, estaban los demás, muy cerca, que hacían del paisaje aéreo, algo
surrealista.
Una estrella se abrió paso entre el cielo, fue directo a la base de aquella oscura Cruz, no muy lejos del árbol de la vida, el cual lentamente volvía sus pétalos azules en rojizas lagrimas que empezaron a caer.
El universo se apagó. Todos los planetas detuvieron su rotación alrededor del planeta, de igual forma el planeta, detendría sus movimientos quedando de esa forma como si fuesen grandes tumbas, inmóviles al paso de las eras…
una gran planicie quedaría. El universo por fin se detuvo, el mundo murió. Ya no existía amor, ya no existía dolor, ni Dios ni diablo, no había bien o mal. Solo reinaba la tranquila paz, una eternidad seria el tiempo que duraría, para que un día, finalmente aquella tranquilidad se cubriría lentamente con la extinción del sol. Y así lentamente el universo se apagaría, para dejar de existir…
Pero, ahora es un mundo perfecto…
con una promesa de amor y con dolor… Aquella estrella, era la espada de Octavio, el emisario del apocalipsis, aquel símbolo oscuro, ahora sería la eterna compañía del monumento de los que bajo su filo habían caído. Ambos símbolos se harían compañía eternamente, como el único rastro de que en ese universo, existió algo divino e impuro. Quedarían en aquellas planicies del mundo, tan solo un sentimiento estático, que perduraría en el cuerpo cristalizado de una espada y el fino amor de una cruz, así los dos serian el recuerdo más puro de la existencia misma del ser… y la cruz seria el reflejo de ese amor accidentado que al final no pudo vivir hasta la muerte, pero en la muerte se volvió eterno, como la obscuridad que ahora cubre al universo…
Una estrella se abrió paso entre el cielo, fue directo a la base de aquella oscura Cruz, no muy lejos del árbol de la vida, el cual lentamente volvía sus pétalos azules en rojizas lagrimas que empezaron a caer.
El universo se apagó. Todos los planetas detuvieron su rotación alrededor del planeta, de igual forma el planeta, detendría sus movimientos quedando de esa forma como si fuesen grandes tumbas, inmóviles al paso de las eras…
una gran planicie quedaría. El universo por fin se detuvo, el mundo murió. Ya no existía amor, ya no existía dolor, ni Dios ni diablo, no había bien o mal. Solo reinaba la tranquila paz, una eternidad seria el tiempo que duraría, para que un día, finalmente aquella tranquilidad se cubriría lentamente con la extinción del sol. Y así lentamente el universo se apagaría, para dejar de existir…
Pero, ahora es un mundo perfecto…
con una promesa de amor y con dolor… Aquella estrella, era la espada de Octavio, el emisario del apocalipsis, aquel símbolo oscuro, ahora sería la eterna compañía del monumento de los que bajo su filo habían caído. Ambos símbolos se harían compañía eternamente, como el único rastro de que en ese universo, existió algo divino e impuro. Quedarían en aquellas planicies del mundo, tan solo un sentimiento estático, que perduraría en el cuerpo cristalizado de una espada y el fino amor de una cruz, así los dos serian el recuerdo más puro de la existencia misma del ser… y la cruz seria el reflejo de ese amor accidentado que al final no pudo vivir hasta la muerte, pero en la muerte se volvió eterno, como la obscuridad que ahora cubre al universo…
Fin…
Comments
Post a Comment