Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
¿Me gustaría saber si
te gustan los poemas?
Pues te he escrito en
algunos
Esperando que no me duela
Te ocultas en mis
letras
Y apareces en mis
palabras
Sonríes en cada verso
En cada estrofa brilla
tu mirada
Mi inspiración es tu
alma
Mi tinta es tu
esencia
Eres la musa
perfecta
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