El demonio, Que me visita por las noches; Tiene alas de ángel, Y empluma de cuervo. Dice que, Brillan al paso de la luna. Que, con ellas, Viste de elegancia el cuerpo. Que, así, no siente reproches, Cuando roba almas al momento. Que conceden una presencia Tan imponente, como ninguna. Y aunque, a su paso, Va dejando rastros de muerte. Belleza va regando, Por igual, una a una. Con tal esencia, Ahora, se presenta a la gente. Y ante, él, ya nadie llora. Es un alivio, un respiro, Un deleite del destino, La hora. En que se presente a tu puerta.