Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
La oscuridad cesó de golpe
Resumen:
En este cuento breve se relata los últimos tres días de un hombre,
los cuales están atravesados por una serie de frases y leyendas que
ha leído en carteles publicitarios, etiquetas de bebidas alcohólicas
y de la misma televisión que intervienen en el desarrollo de la
línea de sucesos. Entre las cosas a destacar, se ve cómo el
personaje afronta su realidad haciendo ingresar temas que van desde
la amistad, el cansancio y la muerte, en especial, en uno de sus
aspectos más interesantes: la muerte voluntaria. Dotado de una
brevedad necesaria, en este cuento se ve una toma de decisión, la
cual, deja abierta la posibilidad al lector de poder interpretarla.
Entre otras cosas, podría ser considerado este breve cuento como el
cierre a una historia que abre, a su vez, el camino a muchas otras.
Palabras
clave:
Existencia, Cotidianeidad, Alcohol, Amistad, Cansancio, Muerte
voluntaria.
A mi
amiga, Jade.
La
oscuridad cesó de golpe.
Entre dos
miedos: la luz y la oscuridad
Carlos Dario Romero
La oscuridad cesó de golpe, sus ojos se abrieron y pudo comprender que de un golpe volvió a la realidad y a ser el mismo de todos los días. Comenzaba otra semana de monotonía en aquel vecindario de tonos grises, él apenas se estaba levantando de su cama nada modesta y caminando a su baño bastante lujoso. No hizo más que mirarse en el espejo y ver un rostro cansado y ojeroso. Al salir del baño tomó un trago de una botella de alcohol que está en una de las mesas camino a la puerta. Salió a la calle, un tanto concurrida por el horario. Mientras iba en su auto, casi llegando al trabajo, vio una serie de carteles publicitarios nuevos colocados en el camino. Al llegar vio a varios de sus compañeros, los cuales, en secreto, lo odiaban por aquellas razones estrictamente relacionadas al ámbito laboral. A pesar de ello, estimaba que esos seres en potencia podrían devenir “humanos”. Recordó la leyenda en uno de los carteles:
“¡Sea
feliz, compre chocolates Stuart!”.
Ya en el
trabajo, la conversación, medianamente humana, que tuvo con sus
compañeros contuvo algunas preguntas sinceras: —
¿Cómo estás? -pregunto uno de sus compañeros. Pareció realmente
honesta esa pregunta, sin embargo eso no duró mucho. Le siguió otra
pregunta por parte de otro, buscando crear alguna reacción y
resultando de carácter insustancial, —
¿Por qué sigues trabajando aquí si tienes “buena pasta”? Sólo
atino a dar una mirada que respondió por él: —
Disculpen,
tengo que retirar unos papeles. Vino a su mente una frase que leyó
en una de las botellas que tenía en su casa:
“Un
momento para usted, un momento único al lado de “Lieber”, su
bebida de mesa”.
Terminaba
el día y su cansancio era el mismo desde el inicio del día. El
cansancio siempre lo acompañó. —Nací
“cansado”, -se decía a sí. Al llegar a su casa se puso a pensar
en los pequeños momentos en los cuales ese “cansancio” se sintió
en menor medida. Uno de ellos fue cuando habló con aquella mujer tan
comprensiva, otro cuando pasó por una vidriera de una gran librería
de camino a casa donde vio un título que le llamó la atención;
otro al por fin darles un “hasta luego” a sus “amigos”.
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