Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
Un beso
Un
viernes por la tarde, supe valorar mi primer beso que me dio mi
novio, fue un beso apasionante en el cual me encanto y yo se lo
regrese de nuevo, un beso que nunca olvidare, un beso que me alegro
la tarde. En ese mismo viernes por la noche, me acorde de algo
interesante, recuerdo que mi primer beso con el muchacho que ando
ahorita, fue inolvidable por varias razones, que me hizo entender que
una relación gay o homosexual, no es nada malo, ni tampoco una
enfermedad como varias personas dicen, amar alguien de tu mismo sexo
no tiene nada de malo, solo se feliz y siéntate orgulloso de quién
eres. Hace 4 meses atrás recuerdo nuestro primer beso, fue un beso
con amor, un beso que nunca pensamos que iba a suceder, hasta el
momento nos hemos besado en público, y no hemos escuchado ninguna
crítica o discriminación hacia nosotros.
Carlos RMZ
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