Estábamos ahí los dos, una habitación desnuda. Sabíamos que el propósito por el que nos encontrábamos en el lugar era simple. Si hace unos meses me hubieran planteado la idea de un encierro con lo desconocido, me hubiera burlado de ello. Nuestras lenguas, físico, pensamiento y estatus eran muy diferentes, aunque nuestra situación era la misma. Primero llegué yo, estaba disfrutando de los jardines cuando todo se torno oscuro, al poder observar lo que había en mi alrededor solo encontré una habitación, grité todo lo que pude, sin embargo, nadie llegó a mi ayuda. Las comidas eran escasas y la higiene era casi nula. Los días pasaron, pero nada cambio, parecía que me encontraba en la oscuridad completa y una soledad que me consumía lentamente. Un día llegó él, su vestimenta era diferente, aunque sus rasgos distintivos lo hacían muy atractivo. A juzgar por las pocas joyas que le permitieron quedarse, su estatus social era alto. La habitación se volvió una cárcel callada, a pesar de mi nueva
De rodillas
Te
entrego la soberanía de mi cuerpo
mientras
mi respiración entrecortada sea producto
del
ritmo marcado por suaves movimientos pélvicos
guiados
por el bajo de alguna canción;
Y
Me pongo de rodillas cual devota,
me
pongo de rodillas
pero
no es para suplicarte,
me
pongo de rodillas
sin
que me lo pidas,
me
pongo de rodillas
para
saciar nuestras ganas
Ni
tu puta, ni tu sumisa
Soy
tuya cuando yo quiero
Soy
mía siempre.
Becca
Comments
Post a Comment