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Vuelvo en cinco minutos
Resumen: El cuento trata, brevemente, de una
experiencia aterradora que le ocurre a un extraño al ingresar a un
pequeño pueblo y toparse con un par de casas en especial. Cargado de
un suspenso necesario, se va revelando un acto criminal reciente, tan
reciente que resulta asombroso (y más aún con la lectura de la
descripción final echa por el ficticio diario de “Algún lugar”).
Humildemente, un cuento inspirado por la lectura de uno de los
cuentos del señor Edgar Allan Poe, “el gato negro”.
Palabras claves: Suspenso, crimen, extraño,
experiencia, aterradora, homicidio.
Dedicado a mí amiga, Jade.
“Vuelvo en cinco minutos”
Carlos Dario Romero
Un extranjero entró en un
pequeño pueblito en donde sólo había un par de casas. Esas casas
estaban pintadas del mismo color y por pocas precisiones casi eran
iguales. El sol se encontraba arriba del extranjero al momento que se
acercaba a una de las casas donde al entrar al pórtico de madera
golpeó unas pequeñas campanas colgadas. Golpeó varias veces y
nadie salía. Continuó golpeando sin encontrar respuesta. Decidió
ir a la casa de al lado. Para ello tuvo que caminar bajo el sol unos
metros que casi fueron eternos. En aquella casa no había campanas,
pero si había un cartel: “Vuelvo en cinco minutos”. La próxima
casa se encontraba un poco lejos así que decidió que se quedaría
allí a esperar que llegue el dueño. Busco uno de los escalones más
cómodos del pórtico de la casa, el cual a diferencia de la casa
anterior, este tenía un color rojo un tanto gastado. No se detuvo a
pensar a qué se debía aquella elección del color. Tal vez habrá
sido el calor de aquel día o - ¡no sé qué cosa!, mencionaba para
si el extranjero, pero sintió que aquel lugar era algo extraño: muy
diferente a lo que pudo haber imaginado nunca.
Empezó a mirar lo inscripto en
el cartel de la casa tratando de descifrar algún mensaje que tal vez
el dueño haya puesto a propósito, tal vez para advertir a los que
se acerquen. Sonó algo ridículo pensar en eso para el extranjero: -
¿Que ocultaría la casa para que alguien quiera alejar a algún
posible curioso? Nunca supo cuánto tiempo estuvo allí tratando de
descifrar algo indescifrable; su reloj no funcionaba. “Vuelvo en
cinco minutos”. Tal vez esos cinco minutos se convirtieron en diez,
- ¡vaya a saber uno!, dictaba su mente. Tal vez la noción del
tiempo del dueño era “antigua”, simplemente para dar cuenta que
no se encontraba allí. - ¿Tal vez le ocurrió algo al dueño y su
familia no lo sabe? No, eso no es de mi incumbencia.
Miro hacia afuera del pórtico y
no vio nada raro, solo que una mosca se arrimaba volando y se posaba
sobre uno de los escalones del pórtico moviéndose intranquila sobre
una de las secciones desgastadas del pórtico. Al cabo de un momento
observo bien el lugar donde rondaba la mosca y vio que era una
“mancha” en lo que se asentó esta. - ¿Sera algún “dulce” o
“rastro de fruta” lo que atrajo a esa mosca? No quiso pensar por
qué algo así habría en el escalón. No sintió la necesidad de
tocar la mancha para verificar qué era eso. Sin embargo, lo poseyó
una pregunta: - ¿Acaso sería sangre? - ¡Sal, corre de aquí!
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