Beberé del amargo néctar que ha dejado el fulgor de tu recuerdo Me embriagaré con aquel vino que obtuve a cambio de tu ausencia y brindaré por todas esas veces que no nos embriagamos Besaré las úlceras del luto infernal que aún hostigan mi presencia e inundaré mis labios en la sonrisa que habita en tu retrato Quemaré las cartas que nunca quise entregarte y escribiré otra historia aun cuando la tinta se haya terminado Bailaré con una botella de aguardiente en mi cabeza al compás de la música que guardaban tus abrazos Lloraré en silencio para que no puedas escucharme, para impedir que mis sollozos quiebren el pacífico mundo de tu descanso eterno Bendeciré la piel vacía que falta en mi regazo aquella que cuelga de una enagua y sus múltiples colores Después gritaré, gritaré tu nombre a ángeles y santos y repudiaré su decisión inapelable te recordaré mil veces, porque para olvidarte bastará enterrarte solo una.